viernes, 6 de septiembre de 2024

"Virginia Woolf y Victoria Ocampo. Biografía de un Encuentro"
IRENE CHIKIAR BAUER

Ella me animó a escribir. Con nadie me entendí mejor que con ella sobre el lugar que había de ocupar la mujer en las letras, dice Victoria Ocampo de Virginia Woolf.

Irene Chikiar Bauer, Doctora en Letras, nos invita a conocer lo que significó el encuentro entre estas dos mujeres que se enriquecieron mutuamente con sus diferencias y similitudes. Dos escritoras sin educación formal; apasionadas por sus luchas personales y por sus posiciones en el mundo intelectual y político de la época; que trascendieron las barreras y limitaciones impuestas a su clase social y a su género. Esta fabulosa escritora y periodista argentina, autora de la monumental “Virginia Woolf, la vida por escrito” la mayor investigación sobre la autora de “Orlando” traducida al español, escribió Virginia Woolf y Victoria Ocampo. Biografía de un encuentro, libro en el que ahonda en la amistad entre ambas.

Virginia Woolf  aquella feminista que usó la modestia para cambiar el mundo y que dio el punta pie inicial a un movimiento que esta mas vigente que nunca en el cual los celos amorosos, las herencias y una caja de mariposas que cruzó el océano y hoy, casi un siglo después, todavía brilla como el testimonio de una de las amistades más interesantes de la literatura del siglo XX, todo esto puede encontrarse en Biografía de un encuentro, la profunda investigación sobre las diferencias y similitudes de dos apasionadas escritoras sin educación formal que trascendieron las barreras y limitaciones impuestas a su clase social y a su género.

Comencemos por las mariposas de la amistad
Pocos años después de fundar la Revista y Editorial Sur, en una etapa de gran plenitud personal, Victoria Ocampo, una mujer que proviene de una acaudalada familia argentina, decide enviarle a la escritora inglesa Virginia Woolf una caja de mariposas de Sudamérica. Con este gesto quiere certificar que la ha escuchado con atención, y que el vínculo amistoso y profesional que están construyendo tiene la capacidad de surcar el océano Atlántico.

Victoria es generosa. Ha recibido, y recibirá, varias herencias, desea gozar de la vida, lo que para ella significa rodearse de la flor y nata de los escritores que admira. Si Virginia quisiera, si estuviera dispuesta, seguramente le mandaría de regalo un pasaje para que visitara la Argentina. Pero Virginia no se anima a dejar Inglaterra para hacer un viaje tan largo, nunca se ha subido a un avión. Prefiere emprender otros vuelos, los de la creatividad y la fantasía.

En Fin de viaje, su primera novela, publicada en 1915, supo crear una Sudamérica a la medida de sus sueños. O de sus pesadillas, si nos atenemos al trágico final de Rachel, la joven heroína, quien, como la autora del libro, pierde a su madre en la infancia. Los temas principales de la novela, como los mandatos que pautaban las relaciones entre hombres y mujeres jóvenes, la escasa preparación y la ignorancia en materia sexual de las chicas de su estrato social, serán desarrollados en la mayoría de los libros de Virginia Woolf.

No es extraño, entonces, que en su primera novela aparezca como personaje secundario la señora Dalloway, que será protagonista del libro que unos quince años después llevará su nombre. En Fin de viaje, asistimos a una escena de acoso cuando Richard Dalloway, político conservador y contrario al voto femenino, se abalanza sobre la incauta Rachel y fuerza un abrazo y un beso del que luego la responsabiliza diciendo que ella lo había tentado.

Darle al territorio sudamericano el estatus de lo extravagante, o de lo insólito, pudo haber contribuido a que, para Virginia Woolf, nuestra Victoria Ocampo fuera representante de ese exotismo. Por su parte, Victoria asociaba la literatura y la lengua inglesa al polo civilizatorio de  aquella conjuncion civilización y barbarie dictada por Sarmiento. Pero, además, después de haberla leído, proyectándose en sus protagonistas y sintiendo que tenía mucho en común con ella, a Victoria, Virginia le parecía genial y de una extraordinaria belleza.

Y es así como relata la primera visión que tuvo de ella: “… de pronto oí su nombre y el mío pronunciados por un amigo, y al volver la cabeza hacia esa voz, el rostro maravilloso ya estaba vuelto hacia el mío”. La atracción fue mutua, las dos sabían de dónde provenían y adónde querían llegar.

Pensar en la adolescencia y juventud de Virginia Woolf y de Victoria Ocampo nos conduce a reflexionar acerca de la época que les tocó vivir. Época en la que predomina lo espiritual cuya educación religiosa y sentimental entra en colisión con la vida moderna y con las expectativas de las jóvenes de su época. En estas, se da un conflicto, una discordancia. Se ven divididas entre los valores heredados, valores que ya no encarnan, y un presente que aún no comprenden del todo, pero que quieren transformar.

Mucho antes que las protagonistas de ese libro, Virginia Woolf y Victoria Ocampo sintieron algo similar. Las dos nacieron en una época que propiciaba un modelo femenino, representado por sus madres, con el que no se sintieron identificadas.”... Santa paciencia, resignación, decoro, no expresar nunca los propios deseos era lo que se esperaba de niñas como ellas...” nacidas, como se dijo, en las dos últimas décadas del siglo xix: Virginia en 1882, Victoria en 1890.

Conmovida profundamente por sus novelas y ensayos, en los que Virginia Woolf había elaborado vivencias e impresiones de la condición femenina, Victoria Ocampo deseó traducir a nuestro idioma los “momentos de visión” y la “poesía de la existencia” que los caracterizaba. Conocer a Virginia Woolf fue el paso necesario para lograr otro objetivo.

Victoria pretendía hacer traducir sus libros al castellano y publicarlos en la Revista y Editorial Sur, que recientemente había fundado. Apasionada por la vida y la lectura, siempre deseosa de encontrarse con sus escritores admirados, la editora argentina también ansiaba llegar al círculo íntimo de Virginia Woolf.

Por eso le envió aquella caja con mariposas sudamericanas que aún se encuentran en la que fue la casa de Woolf y hoy es un museo. Para comprender lo amoroso del regalo, para entender lo que para Victoria Ocampo significó la amistad de Virginia Woolf tenemos que  comprobar lo que tenían en común y, como en toda amistad que se precie, aquellas diferencias que las separaban. 
El libro de Irene Chikiar Bauer  invita a recorrer este camino de conocimiento y reconocimiento junto a ellas. Vale la pena lo van a disfrutar.

Magister Liliana Leal

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