Si hoy estás viviendo un momento de incertidumbre.
Un momento que te hace desistir, que te hace querer renunciar, que te invita a cerrar tus ojos y evadir la realidad.
Si las lágrimas últimamente te han visitado, la soledad incluso se ha vuelto compañera en tu habitación.
Si te has reprochado por todo aquello que no hiciste correcto, por lo que no te permitiste disfrutar y por aquello que no supiste cuidar y dejaste ir.
Si has dejado de confiar incluso en ti, hasta los huesos y el alma.
Seguro también has perdido noción de que en algún momento has vibrado en la frecuencia del amor, de la felicidad, de la belleza, del triunfo, de la verdad.
Se te ha olvidado que todo aquello que buscas desesperadamente está dentro de ti mismo.
Que no hay culpables sino resultado de tus acciones.
Que no hay desamores sino etapas y aprendizajes.
Que no existe la carencia solo la ausencia de la abundancia.
Que no hay día que no exista una tormenta y después llegue la calma.
Te has olvidado que cada situación que llega a ti, cada momento que te acontece solo tú puedes transformarlo en divino, solo tú tienes la capacidad de hacerle frente y decidirte a solucionarlo, nada viene de afuera, todo viene de adentro, depende de tu perspectiva y fortaleza que toda aquella adversidad puedas transformarla en una gran oportunidad.
La oportunidad de permitirte renacer, fortalecerte, honrar hasta tus miedos, abrazarlos y esperar sólo por lo mejor.
Porque la solución siempre ha estado en ti, en ti y en ti.
Autor: Kok Uhga
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