domingo, 2 de junio de 2024

La literatura es capaz de brindar alivio, distracción y placer incluso a las almas más atormentadas. Una joven Alejandra Pizarnik apunta en su diario la manera cómo el estilo y la maravillosa historia de García Márquez en Cien Años de Soledad la ha transportado a otra dimensión, sumiéndola en una realidad de fantasía que le ha hecho olvidar temporalmente de lo opaco y cotidiano: 

"El libro de García Márquez no me permite ocuparme de otra cosa. Me absorbe íntegramente. Pocas veces he envidiado tanto a un escritor como a él. Escribe lejos, muy lejos, de toda introspección y no obstante, ha de hacerle bien. No es para menos: funda un pueblo con todo lo que se necesita para un pueblo y luego lo deshace porque tiene ganas. Pero más que nada le envidio su lenguaje (un hijo de inmigrantes judíos no podría escribir así) tan flexible y poético, tan innato y tan limitado a sus proyectos. Lo más difícil es escribir lo que uno se propone, eso y nada más (…)

Alejandra Pizarnik ,
Cuaderno de 1968 a 1969. Hallado posteriormente al fallecimiento de Olga Orozco en su domicilio).

No hay comentarios:

Publicar un comentario