domingo, 5 de mayo de 2024

Son infinitas 
las apariencias del mundo, 
como nudos dispersos 
de un gigantesco árbol 
a los que amarrarse 
sin tener por qué limitarse 
a su corteza más áspera, 
más infame: 
el cielo siempre plomizo, 
el triunfo de las bestias, 
el barullo de los que vociferan 
para disimular sus patrañas, 
la miseria escondida 
debajo de la avaricia. 

El mundo no es únicamente 
lo que parece estar siendo: 
también hubo y hay aquello 
que llamamos amar, jugar,
hacer poesía, demorar el tiempo, 
estar entre la gente, buscar cobijo, 
danzar, pensar, narrar, 
hacer que todos puedan 
poder lo imposible. 

La vida sigue siendo 
un instante que conmueve 
y sigue cuando no se trata 
solo de la desesperación 
por salir a superficie 
y respirar este aire impuro 
de una tierra que agoniza.

Carlos Skliar 

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