Después de mañana, sí, sólo después de mañana...
Pasaré el día de mañana pensando en después de mañana,
y sí será posible; pero hoy no...
No, hoy nada; hoy no puedo.
La persistencia confusa de mi subjetividad objetiva,
el sueño de mi vida real, intercalado,
el cansancio anticipado e infinito,
un cansancio de mundos para tomar un tranvía...
Esta especie de alma... sólo después de mañana...
Hoy quiero prepararme, quiero prepararme
para pensar mañana en el día siguiente...,
el que es decisivo.
Tengo ya el plan trazado; pero no, hoy no trazo planes...
Mañana es el día de los planes.
Mañana me sentaré en el escritorio para conquistar el mundo;
pero sólo conquistaré el mundo pasado mañana...
Tengo ganas de llorar,
de repente tengo ganas de llorar mucho, desde dentro...
No, no quieran saber nada más, es un secreto, no lo digo.
Sólo después de mañana...
Cuando era niño, el circo del domingo me divertía para toda la semana.
Hoy sólo me divierte el circo del domingo
de toda la semana de mi infancia...
Después de mañana seré otro, mi vida ha de triunfar,
todas mis cualidades reales de inteligente, leído y práctico
serán convocadas por decreto...
Pero por un decreto de mañana.
Hoy quiero dormir, mañana redactaré...
Pero hoy, ¿cuál es el espectáculo que me repetiría la infancia?
Para comprar incluso los boletos de mañana,
pues para pasado mañana estará bien el espectáculo...
Antes, no...
Pasado mañana tendré la pose pública
que mañana estudiaré.
Pasado mañana seré finalmente el que hoy no puedo ser.
Sólo pasado mañana...
Tengo sueño como el frío de un perro vagabundo.
Tengo mucho sueño.
Mañana te diré las palabras, o pasado mañana...
Sí, tal vez sólo pasado mañana...
El porvenir...
Sí, el porvenir...
Fernando Pessoa,
Aplazamiento
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