Y así es la vida, tan corta y efímera y no nos damos cuenta. Nos cuesta tanto, tanto decir te quiero, demostrar cariño. Pensamos que el tiempo es eterno, pero sí, si hay que decirle a la gente lo que nos importa y cuánto nos importa. También es cierto que hay que dejarle claro a aquellas personas que nos entorpecen la vida que hay límites y que no los pueden pasar, porque sí, porque tenemos derecho a decir no, tenemos derecho a ser nosotros mismos y a poner nuestros límites. Tenemos derecho a decidir dónde, cuándo y cómo y que juzguen y digan lo que tengan que decir.
Y así es la vida, se nos complica o la complicamos nosotros, es una mezcla de todo y nada a la vez. Creemos a veces que podemos con todo y es el todo el que puede con nosotros. Pero ese todo es pasajero y una vez se va, una vez llega la calma, volvemos a ver las cosas con más claridad.
Se nos olvida que lo que damos no tenemos por qué recibirlo, porque la cuestión está en entregar aquello que queremos con el alma y el corazón, pero de algún modo eso que damos, aquello que alumbramos, vuelve de alguna manera. Aunque en el momento no nos demos cuenta. Las personas pasan, otras se van y otras se quedan para siempre.
Al fin y al cabo, todo es así, todo lo que sube puede bajar y no tienes por qué quedarte siempre donde estás hoy, pero tampoco subirás sin hacer nada. Todo se paga en cualquier momento, las heridas sanan, no todas las cicatrices se curan, pero sí nos recuerdan que aprendimos y mucho y lo que más se nos olvida es que el tiempo no regresa.
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