viernes, 29 de junio de 2018

VENECIA EN CLAVE VERDE

Nicolás García Uriburu y la coloración del Gran Canal

SOBRE LA EXHIBICIÓN


El Museo Nacional de Bellas Artes presenta la exposición “Venecia en clave verde. Nicolás García Uriburu y la coloración del Gran Canal”, del 29 de junio al 30 de septiembre, en las salas 39 y 40. La muestra conmemora los cincuenta años de la intervención del artista argentino en las aguas de Venecia, el 19 de junio de 1968.
“Nicolás García Uriburu es un referente fundamental del land art y, a la vez, un pionero de la conciencia ecológica, que formuló con el lenguaje de la acción artística”, sostiene el director del Bellas Artes,  Andrés Duprat. “Tiñiendo las aguas de los canales de Venecia durante la Bienal de 1968, proponía una doble lectura en un solo gesto: al restituir su coloración denunciaba la actividad humana que trastoca la naturaleza volviéndola un artificio inútil. Por otra parte, lo disruptivo de la acción, que se realizó en forma clandestina, sin amparo de las instituciones, ponía en cuestión el sistema de las artes, acorde al espíritu de la época”, agrega.


La exhibición, curada por Mariana Marchesi −directora artística del Museo−, se concentra en el período de 1968 a 1974, y reúne serigrafías, fotos intervenidas y piezas documentales referentes a la coloración de 1968 y otras coloraciones históricas, así como un selecto grupo de pinturas realizadas en esos años.

En el marco de la XXXIV Bienal de Venecia convulsionada tras los sucesos del Mayo Francés, García Uriburu llevó a cabo una acción artística que, con el tiempo, marcaría un momento determinante de su carrera. Con la coloración del Gran Canal –enmarcada dentro las tempranas manifestaciones de la performance y del conceptualismo–, el artista argentino reflexionó sobre el rol de la pintura y las alternativas estéticas de la vanguardia, que abogaba por la fusión del arte con la vida.


Tras algunos meses de investigación, optó por utilizar una sustancia fluorescente para teñir las aguas, dado que reunía las condiciones visuales y medioambientales necesarias: inofensivo para la flora y fauna, colorante verde y uniforme. Esta iniciativa fue el origen de las numerosas intervenciones en la naturaleza que el artista desarrolló en distintas aguas del mundo –en Buenos Aires, París, Bruselas, Londres–, y que marcó la dirección de sus obras posteriores, siempre signadas por su preocupación por el medioambiente.

“Venecia en clave verde. Nicolás García Uriburu y la coloración del Gran Canal” inaugura el viernes 29 de junio, a las 19, y cuenta con el apoyo de la Fundación Nicolás García Uriburu y la Asociación Amigos del Museo Nacional 


Av. Del Libertador 1473 | C.A.B.A. | Argentina

Tel 5288-9900
info@mnba.gob.ar

jueves, 28 de junio de 2018

Jorge Bucay

Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer. La existencia no admite representantes.” 
 Jorge Bucay

lunes, 25 de junio de 2018

Despertar el poder de "ver"
Reconocer la diferencia entre "VER" Y " MIRAR".
Se mira con los ojos, se ve con todo el ser.

domingo, 24 de junio de 2018

William Faulkner


"La sabiduría suprema es tener sueños bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen"

William Faulkner

sábado, 23 de junio de 2018

Arañas, Hermoso relato originario de América del Norte


Hermoso relato originario de América del Norte, que figura en la rueda de las cartas medicinales de los animales:

La Araña tejió la tela que trajo a los humanos la primera imagen del alfabeto. Las letras eran parte de los ángulos de su tela.
El Ciervo el preguntó qué estaba tejiendo, y por qué todas las líneas parecían símbolos.
La Araña replicó – “Porque es el tiempo de que los niños de la Tierra aprendan a hacer registros de sus progresos en su Caminata Terrestre”
El Ciervo le contestó -“…pero ellos ya tienen cuadros que muestran a través de símbolos las historias de sus experiencias”
“Sí”- dijo ella- “pero ellos están creciendo en forma más compleja, y sus futuras generaciones necesitarán saber más. Los que vendrán no recordarán como leer los petroglifos”
Fue así como la Araña tejió el primer alfabeto primordial, así como también había tejido el sueño del mundo que se había hecho manifiesto. Su sueño de un mundo físico se había hecho realidad millones de años atrás.
El cuerpo de la Araña se parece al número 8, consiste de dos partes lobuladas conectadas en la cintura. y de ocho patas.
Ella es el símbolo de las infinitas posibilidades de la creación. Sus ocho patas representan los cuatro vientos de cambio y las cuatro direcciones en la Rueda de la Medicina.
La Araña teje la trama del destino para aquellos que quedan atrapados en su tela, y se convierten en su cena. Esto es similar a lo que sucede con los humanos, que quedan atrapados en la trama de ilusión del mundo físico, y nunca ven más allá del horizonte, ni ven otras dimensiones.
La trama del destino también representa una rueda de la Vida en la cual no se incluye ninguna alternativa o solución. Es típicamente humano quedar atrapado en la polaridad de buena o mala suerte sin darse cuenta que pueden cambiarlo en cualquier momento. Si no somos lo suficientemente decididos para cambiar nuestra suerte en la vida, podemos terminar siendo consumidos por nuestros miedos y limitaciones.
La Araña es la energía femenina de la fuerza creativa que teje los diseños hermosos de la Vida. Su tela tiene cientos de intrincados patrones que atrapan el rocío de la mañana.
Si la Araña ha caído de su tela dentro de tus cartas hoy, ella puede estar diciéndote: ¡Crea, Crea, Crea! Busca nuevas alternativas a tu dificultad presente. También puede estar advirtiéndote que te estás acercando a una situación enmarañada. Podría estar pidiéndote que uses un día para escribir y rever tu progreso. Al hacerlo podrás recordar COMO estás creando una nueva o diferente fase en tu vida.
La Araña trae una clase diferente de mensaje cuando ve que estás quedando demasiado involucrado en el tejido de los planes de tu vida, sin darte cuenta de las oportunidades que se presentan fuera de tu tela. Si este es el caso, te llama la atención para que te notes que algo que habías tejido ha dado sus frutos.
¡Felicitaciones! La Araña te agarró justo a tiempo, antes que perdieras la oportunidad en el borde de tu tela o realidad.
Su mensaje más importante es que eres un ser infinito que continuará tejiendo los patrones de vida y viviendo a través del tiempo. No dejes de ver la expansión del plan eterno.
Un regalo de Orgonites Laura Ramírez Gandía, gracias!!!





La araña, en el contexto de la civilización Nazca, y también en otras muchas civilizaciones, ha sido tradicionalmente considerada símbolo de vida (creación, fertilidad y sexo), pero también de muerte (guerra y destrucción). Esta ambivalencia puede rastrearse también en antiguos ritos mediterráneos (como en Mesopotamia, Egipto y Grecia). También se encuentran referencias claras en el continente africano, en Mesoamérica (principalmente, entre los mayas) y entre los nativos norteamericanos y los de las islas del Pacífico.

En Sumeria, la asociación de la araña con el felino (león) de Isthar o Innana, es evidente en numerosos registros arqueológicos. Un poema sumerio dice respecto a Inanna: "Cual un temible león, con tu veneno aniquiliste a los hostiles y a los desobedientes".
Inanna/Ishtar es, además de Gran Madre y diosa de fertilidad, tejedora del destino, aquel en el que quedan entrelazados los hombres. La antigua Inanna y sus derivaciones encarnan siempre a la diosa de la guerra para los pueblos mesopotámicos. Amor (maternal y carnal) y guerra conforman una unidad, que confluyen en la diosa y sus símbolos (ya sea el escorpión o la araña).

En Egipto, la diosa Neith es la encargada de recoger el simbolismo de la araña. Se trata de una deidad cuyos atributos eran el arco, las flechas y el escudo. Una de sus advocaciones es "creadora del semen de los hombres y los dioses"; se encontraba asociada a la fertilidad, además de a la caza y a la guerra. Es también una divinidad funeraria, una de las guardianas de los vasos canopes, y quien ofrecía los vendajes para el cuerpo del difunto.

En Grecia, la diosa Atenea fue la "creadora" de la araña al transformar a la joven Aracné en una de ellas, como castigo por haberla desafiado en el arte de tejer.
¿Diosa de la fertilidad Atenea, entonces? Atenea para los griegos era una deidad virgen y soltera, Las mitologías antiguas convertían en divinidades guerreras a diosas vírgenes o no casadas frecuentemente.., diosas que poseían un fuerte compontente de contenido sexual en potencia.

En cuanto a México, entre los antiguos pobladores de estas tierras hay mucho que referenciar en relación a la araña.
Los toltecas, sin ir más lejos, elaboraban una "comida ritual", llamada "teotlacualli", que era preparada por sus sacerdotes. Sus ingredientes eran toda clase de sabandijas ponzoñosas (arañas, alacranes, ciempiés, víboras, etc.). Con todo ello hacían un ungüento endemoniado, hediondo y mortífero, que ofrecían a sus dioses pero que también servía para otorgar poderes a los sacerdotes frente a las fuerzas de la noche, o de medicina.

Pero el pueblo más importante en cuanto a su relación con la araña fue el maya. Los mayas reverenciaban en su complejo y todavía no bien estudiado panteón a IxChel , su diosa más importante, esposa del dios supremo Itzama. Su nombre significa "Señora del Arco Iris". Era la protectora de los partos y de las tejedoras, pero además, en su forma de araña, era uno de los tres animales vinculados con el Señor de los Muertos; monstruos que, según se creía, tenían como misión devorar a la humanidad cuando llegara el fin del mundo. Las referencias acuáticas, muchas veces relacionadas con las diosas de la fertilidad, también están presentes en Ix Chel: dice una leyenda que una vez Ix-Chel inundó y rehizo la tierra, enviando grandes olas del océano. Vacío su vaso gigante desde los cielos para que la Tierra pudiera limpiarse, y para que la vida pudiera comenzar nuevamente.

Sea como fuere, lo cierto es que la mayor parte de las civilizaciones antiguas han convertido a la araña en símbolo de la diosa creadora y, después, en madre de los dioses.

"Como ya hemos visto, la relación entre creación y sexo es evidente en el caso de los animales. El agua equivale al sexo en el mundo vegetal. Fertilidad y lujuria son, pues, componentes de la divinidad arácnida. Otras asociaciones de la araña surgen también de forma natural. La construcción de telas, la forma en que algunas especies se deslizan por los hilos, y la estructura geométrica de esas construcciones relacionan a la araña con el hilado y con el destino, o la convierten en medio de comunicación –hilo conductor– entre el hombre y el universo o los dioses. La araña debe ser necesariamente mujer. Por un lado, es Madre y sólo las mujeres son capaces de parir. Por otro, la araña es hilandera, actividad tradicional exclusiva de las mujeres. En muchos sentidos, la araña es la esencia de lo femenino, incluido el lado oscuro del sexo, por lo que tiene de irresistible y de debilidad para el varón teóricamente dominante; placer y peligro a un tiempo. Peligro, por que la araña es una experta cazadora, un ser capaz de diseñar trampas invisibles y engaños invencibles. Es la personificación de la astucia, de la sabiduría ancestral aplicada a la obtención del placer (sea una presa a la que devorar o un encuentro sexual... que puede acabar del mismo modo). Y es venenosa, como pronto debió descubrir el hombre primitivo. Un perfecto artefacto para matar. Un aliado frente a las plagas y sabandijas, pero también un doloroso enemigo capaz de producir la muerte. Como tantos animales venenosos, la araña deviene motivo bélico y diosa guerrera. Como hábil trampera, se convierte en diosa cazadora pero también en embustera, tramposa y engañadora. Es un animal listo capaz de conseguir lo que no puede el tamaño o la fuerza (¿el hombre?): el fuego o la propia sabiduría esencial."

En El Testamento MAYA, primer libro de la trilogía maya de Steve Alten, el desierto de Nazca es un punto clave para resolver el misterio de la profecía de los mayas según el libro, los dibujos de las ballenas y del mono, hacen referencia a la tropical península de Yucatán; y la pirámide trazada corresponde a la de Kukulcán, en Chichén Itzá). Además, relaciona los cráneos alargados que se hallaron en Nazca, con los encontrados por toda mesoamérica, insistiendo que las líneas y dibujos trazados en ese desierto, fueron obra del rey-dios mesoamericano de cráneo alargado: Kukulcán / Quetzalcóatl.

En el segundo libro de la trilogía Los cinco guardianes de A. Horowitz las líneas de Nazca aparecen representando una puerta con otra dimensión donde están atrapados unos monstruos legendarios.

La práctica del tejido con telar es una manifestación característica del pueblo MAPUCHE y parte del rol de la mujer como transmisora de su cultura.

En el mito cosmogónico mapuche, la Lalen Kuzé (ARAÑA MADRE) es la primera tejedora. Ella enseñó a tejer a Ulche Domo, la figura femenina mítica del origen, quien a su vez le enseñó a las primeras mujeres mapuches.
De este modo, todo el proceso del tejido desde el lavado de la lana de oveja, escarmenado, hilado y teñido, tiene un carácter ceremonial que vincula elementos del mito cosmogónico mapuche: el mundo sobrenatural con la tierra y el mundo natural.
Es así como la tierra entera habla y los colores, que éxtraidos de la naturaleza se aplican a los tejidos, plasman ese lenguaje. Lo mismo ocurre con los dibujos del tejido, ya que son representaciones de la cosmovisión y sabiduría del pueblo mapuche.

El tejido es, por tanto, una metáfora para entender la relación entre lo cotidiano y lo sagrado, entre lo divino y lo terrenal. Por esto, la tejedora ocupa un lugar de privilegio social, pues su arte no es sólo una demostración de habilidad manual, sino una estrategia pedagógica para entender y para enseñar a los hijos; para transmitir conceptos morales, la religiosidad de su pueblo, una oportunidad para evocar los mitos, para hablar de la vida de antes.

martes, 19 de junio de 2018

Mario Benedetti, Como un milagro

El plazo del amor es un instante
y hay que hacerlo durar como un milagro.

lunes, 18 de junio de 2018

sábado, 16 de junio de 2018

La tregua, Mario Benedetti

.....A veces, una mujer vista desde atrás tenía su mismo paso, sus caderas, su nuca. Pero de pronto se daba vuelta y el parecido se convertía en un absurdo. Lo único que no engaña (así, como rasgo aislado) es la mirada.   En ningún lado encontré sus ojos.  No obstante (solo ahora lo pienso)no se como son, de que color.  Regresé cansado, aturdido, fastidiado, aburrido. Aunque hay otra palabra mas certera: Regresé solitario.....
fragmento de "la tregua"

viernes, 15 de junio de 2018

Sabiduría ancestral

Todos los ancianos sabios dicen que el tesoro espiritual es un descubrimiento solitario.
¿Entonces por qué estamos juntos? 
Estamos juntos porque un bosque siempre es más fuerte que un árbol solitario. El bosque mantiene la humedad del aire, resiste mejor a un huracán, ayuda a que el suelo sea fértil.

-Pero lo que hace fuerte a un árbol es su raíz. Y la raíz de una planta no puede ayudar a otra planta a crecer.

-Estar juntos en un mismo propósito, es dejar que cada uno crezca a su manera.


Mary Shelley

“Mi mayor placer es el disfrute de un cielo sereno en medio de estos bosques verdes: me encantan todos los cambios de la Naturaleza, la lluvia, tormenta, y las hermosas nubes del cielo.”

Mind of Brando, Estacion de letras

Y hasta la ciudad no sería la misma sin sus pasos, con esquinas sonámbulas sin sus besos. Y algunas sábanas con gusto a amor , impregnadas de nostalgia, los recordarían en cada fibra. Especialmente en esas noches en que la luna entrara por la ventana, buscando dos amantes que en su honor, ardieran de amor, del bueno.!


jueves, 14 de junio de 2018

La tristeza del cronopio, Julio Cortázar, Historias de Cronopios y de Famas


A la salida del Luna Park un cronopio advierte que su reloj atrasa, que su reloj atrasa, que su reloj.

Tristeza del cronopio frente a una multitud de famas que remonta Corrientes a las once y veinte y él, objeto verde y húmedo, marcha a las once y cuarto.

Meditación del cronopio: "Es tarde, pero menos tarde para mi que para los famas, para los famas es cinco minutos más tarde, llegarán a sus casas más tarde, se acostarán más tarde.

Yo tengo un reloj con menos vida, con menos casa y menos acostarme, yo soy un cronopio desdichado y húmedo".

Mientras toma café en el Richmond de Florida, moja el cronopio una tostada con sus lágrimas naturales.

Julio Cortázar
Historias de Cronopios y de Famas

miércoles, 13 de junio de 2018

No estés lejos de mi un sólo día, Pablo Neruda


No estés lejos de mí un sólo día, porque cómo,
porque, no sé decírtelo, es largo el día,
y te estaré esperando como en las estaciones
cuando en alguna parte se durmieron los trenes.
No te vayas por una hora porque entonces
en esa hora se juntan las gotas del desvelo
y tal vez todo el humo que anda buscando casa
venga a matar aún mi corazón perdido.

Ay que no se quebrante tu silueta en la arena,
ay que no vuelen tus párpados en la ausencia:
no te vayas por un minuto, bienamada,

porque en ese minuto te habrás ido tan lejos
que yo cruzaré toda la tierra preguntando
si volverás o si me dejarás muriendo.

Mind of Brando

"En tus besos puedo lo que sueño."

Albert Camus

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"Pero ¿qué es la felicidad sino la sencilla armonía entre una persona y la vida que lleva?".
Albert Camus

martes, 12 de junio de 2018

John Lennon

"Un sueño que sueñas solo es sólo un sueño. Un sueño que sueñas con alguien es una realidad."

Mind of Brando

Hay algo bello en la tristeza que nos hace recordar que amamos.
Brando

domingo, 10 de junio de 2018

Mario Benedetti

"ojalá que la espera
    no desgaste mis sueños"
HOMBRE QUE MIRA A TRAVÉS DE LA NIEBLA
Me cuesta como nunca
    nombrar los árboles y las ventanas
    y también el futuro y el dolor
el campanario está invisible y mudo
    pero si se expresara
    sus tañidos
    serían de un fantasma melancólico

la esquina pierde su ángulo filoso
nadie diría que la crueldad existe

la sangre mártir es apenas
    una pálida mancha de rencor

cómo cambian las cosas
    en la niebla

los voraces no son
    más que pobres seguros de sí mismos
los sádicos son colmos de ironía
los soberbios son proas
    de algún coraje ajeno
los humildes en cambio no se ven

pero yo sé quién es quién
    detrás de ese telón de incertidumbre
sé dónde está el abismo
    sé dónde no está dios
sé dónde está la muerte
    sé dónde no estás tú

la niebla no es olvido
    sino postergación anticipada

ojalá que la espera
    no desgaste mis sueños
ojalá que la niebla
    no llegue a mis pulmones
y que vos muchachita
    emerjas de ella
como un lindo recuerdo
    que se convierte en rostro

y yo sepa por fin
    que dejas para siempre
    la espesura de ese aire maldito
cuando tus ojos encuentren y celebren
    mi bienvenida que no tiene pausas.

sábado, 9 de junio de 2018

Hojas de hierba (fragmento), Walt Whitman


"Creo que una brizna de hierba no es inferior a la jornada de los astros
y que la hormiga no es menos perfecta ni lo es un grano de arena...
y que el escuerzo es una obra de arte para los gustos más exigentes...
y que la articulación más pequeña de mi mano es un escarnio para todas las máquinas.
Quédate conmigo este día y esta noche y poseerás el origen de todos los poemas.
Creo en ti alma mía, el otro que soy no debe humillarse ante ti
ni tú debes humillarte ante el otro.
Retoza conmigo sobre la hierba, quita el freno de tu garganta.
(...)
Creo que podría retornar y vivir con los animales, son tan plácidos y autónomos.
Me detengo y los observo largamente.
Ellos no se impacientan, ni se lamentan de su situación.
No lloran sus pecados en la oscuridad del cuarto.
No me fastidian con sus discusiones sobre sus deberes hacia Dios.
Ninguno está descontento. Ninguno padece la manía de poseer objetos.
Ninguno se arrodilla ante otro ni ante los antepasados que vivieron hace milenios.
Ninguno es respetable o desdichado en toda la faz de la tierra.
Así me muestran su relación conmigo y yo la acepto.
(...)
No pregunto quién eres, eso carece de importancia para mí.
No puedes hacer ni ser más que aquello que yo te inculco. "

Y tú, mar... También a ti me entrego. Adivino lo que quieres decirme,
Desde la playa veo tus dedos que me invitan,
Y pienso que no quieres marcharte sin haberme besado.
Debemos estar un rato juntos: me desnudo y me llevas muy lejos de la costa,
Arrúllame y durmiendo al vaivén de tus olas,
Salpícame de espuma enamorada, que yo sabré pagarte.
Mar violento, tenaz y embravecido,
Mar de respiros profundos y revueltos,
Mar de la sal de la vida, de sepulcros dispuestos aunque no estén cavados,
Rugiente mar que, a capricho, generas tempestades o calmas,
También soy como tú: con uno y muchos rostros
Partícipe del flujo y del reflujo, cantor soy de los odios y de la dulce paz,
Cantor de los amantes que duermen abrazados
También doy testimonio del amor a mis prójimos:
¿Haré sólo inventario de todos mis objetos olvidando la casa que los tiene y cobija?
No soy sólo el poeta de la bondad, acepto también serlo de lo inicuo y lo malvado,
¿Qué son esos discursos que nos cuentan de vicios y virtudes?
El mal me sugestiona, y lo mismo la reforma del mal, mas sigo imperturbable.
¿Soy un inquisidor, un hombre que desprecia cuanto encuentra a su paso?
No soy más que aquel hombre que riega las raíces de todo lo que crece.
¿Te temes que la terca preñez sólo engendre tumores?
¿Pensabas que las leyes que rigen a los astros admiten ser cambiadas?
Encuentro el equilibrio en un lado lo mismo que en su opuesto.
Las doctrinas flexibles nos ayudan lo mismo que ayudan las más firmes,
Las ideas y acciones del presente nos despiertan y mueven,
Ningún tiempo es más bueno para mí que este ahora que me viene a lo largo de millones de siglos.
No hay nada de asombroso en las acciones buenas de antes o de ahora,
Lo asombroso es que siempre existan los malvados o los hombres sin fe.
Se borran el pasado y el presente, pues ya los he colmado y vaciado,
Ahora me dispongo a cumplir mi papel en el futuro.
Tú, que me escuchas allá arriba: ¿Qué tienes que decirme?
Mírame de frente mientras siento el olor de la tarde,
(Háblame con franqueza, no te oyen y sólo estaré contigo unos momentos.)
¿Que yo me contradigo?
Pues sí, me contradigo. Y, ¿qué?
(Yo soy inmenso, contengo multitudes.)
Me dirijo a quienes tengo cerca y aguardo en el umbral:
¿Quién ha acabado su trabajo del día? ¿Quién terminó su cena?
¿Quién desea venirse a caminar conmigo?
Os vais a hablar después que me haya ido, cuando ya sea muy tarde para todo?
Ya he dicho que el alma no vale más que el cuerpo,
Y he dicho que el cuerpo no vale más que el alma,
Y que nada, ni Dios, es más grande para uno que uno mismo,
Que aquel que camina sin amor una legua siquiera, camina amortajado hacia su propio funeral,
Que tú o yo, sin tener un centavo, podemos adquirir lo mejor de este mundo,
Que el mirar de unos ojos o el guisante en su vaina confunden el saber que los tiempos alcanzan,
Que no hay oficio ni profesión tan bajos que el joven que los siga no pueda ser un héroe,
Que el objeto más frágil puede servir de eje a todo el universo,
Y digo al hombre o mujer que me escucha:
"Que se eleve tu alma tranquila y sosegada ante un millón de mundos."
Y digo a la humanidad: "No te inquietes por Dios,
Porque yo, que todo lo interrogo, no dirijo mis preguntas a Dios,
(No hay palabras capaces de expresar mi postura tranquila ante Dios y la muerte.)
Escucho y veo a Dios en cada cosa, pero no le comprendo,
Ni entiendo que haya nada en el mundo que supere a mi yo.
¿Por qué he de desear ver a Dios mejor de lo que ahora le veo?
Veo algo de Dios cada una de las horas del día, y cada minuto que contiene esas horas,
En el rostro de los hombres y mujeres, en mi rostro que refleja el espejo, veo a Dios,
Encuentro cartas de Dios por las calles, todas ellas firmadas con su nombre,
Y las dejo en su sitio, pues sé que donde vaya
Llegarán otras cartas con igual prontitud.

viernes, 8 de junio de 2018

Silvio Rodríguez

Cómo voy a cambiarle el color a una ola,
qué se puede querer si todo es horizonte,
qué le voy a enseñar a la suma del tiempo,
qué le puedo objetar a una noche estrellada
con mi vela amarilla y mi proa emparchada.
"El destino no existe. El destino se hace viviéndolo en el tiempo."

jueves, 7 de junio de 2018

AFRONTAR LA MUERTE


(del Cap.7 de "El Buda en Tu Espejo" de W.Hochswender, G.Martin, T.Morino)

Cuando pensamos en la visión budista de la muerte, enseguida pensamos en la reencarnación: en renacer como otra persona (esperamos que más rica o más guapa), o en convertirnos en un animal e incluso en un insecto, según lo virtuosos o viles que hayamos sido en la vida. Esta es una visión popular, pero es casi una versión del pensamiento budista propia de dibujos animados. Los seguidores de Nichiren, rara vez se sientan a hablar de sus vidas anteriores.
El budismo es razón, y la práctica del budismo no requiere grandes saltos de fe. Lógicamente, nadie puede saber lo que hay después de la muerte, porque nadie vuelve para contarlo. Así que el tema de la reencarnación se queda en el ámbito de lo místico: aquello que, con el estado actual de desarrollo del conocimiento humano y la ciencia, no puede entenderse o explicarse totalmente. Por lo tanto, es importante hacer hincapié en que no es necesario creer en la reencarnación para iniciar una práctica budista.
Aunque los detalles específicos del renacimiento, en qué forma y cuándo se produce, no pueden saberse en última instancia, el budismo destaca la importancia de tener una visión de conjunto: el descubrimiento de la eternidad de la vida dentro de uno mismo. En este budismo, el reto que presenta el tema de la muerte es encontrar la manera más valiosa de vivir.
Ya que al final todos moriremos, ¿para qué vivimos? Si hemos vivido antes, ¿por qué no podemos recordar nuestras vidas anteriores? Si la vida es eterna, ¿en qué forma seguiremos existiendo después de morir?
El budismo responde a estas preguntas importantes de un modo que, al menos, es capaz de borrar el miedo a la muerte y, quizás, incluso da la seguridad necesaria para afrontarla. El budismo empezó tratando la cuestión del sufrimiento humano. Sin embargo, el budismo no habla del sufrimiento para oscurecer nuestros corazones, sino que trata este aspecto difícil para iluminarnos. Los temas principales que abordó el Buda Shakyamuni eran los cuatro sufrimientos universales del nacimiento (es decir, la existencia diaria), la vejez, la enfermedad y la muerte. Ningún ser humano está exento de estas fuentes de sufrimiento. Puede decirse que los tres sufrimientos fundamentales están relacionados con el sufrimiento esencial de la muerte.
Tal como escribió Daisaku Ikeda “El hombre es el único ser consciente de su muerte mucho antes de morir, y el único que tiene el privilegio de vivir con esta conciencia. Todos los demás seres son igualmente mortales, pero llegan a la muerte solamente con una conciencia mínima de esta realidad. A este respecto, el hombre esta dotado con una prerrogativa especial para aprehender su propia muerte, y por eso, puede paralizarle con el miedo y la preocupación”.
Ningún ser vivo puede escapar a la muerte. La muerte puede extender una sombra oscura sobre el corazón humano, recordándonos muchas veces la naturaleza finita de la existencia. Por muy ilimitada que sea nuestra riqueza o nuestra fama, por muy imperecedero que sea nuestro amor o nuestras relaciones, la realidad de nuestro fallecimiento final puede menoscabar nuestra sensación de bienestar. El miedo a la muerte está fuertemente arraigado en muchas personas. Puede debilitar la base de nuestras vidas, provocar preocupaciones, sufrimiento y tormento. Al mismo tiempo, si la base de nuestras vidas es poco firme, pueden ponerse de manifiesto diversos problemas espirituales emocionales. He aquí un círculo vicioso en la mente y el corazón provocado por la aprensión a la muerte. Nichiren comprendió que nuestro miedo a la muerte afecta profundamente a nuestra salud y felicidad. Escribió: “Primero deberíamos aprender sobre el tema de la muerte y luego estudiar todas las demás cuestiones”.
Se dice que la búsqueda de la iluminación de Shakyamuni está motivada por un deseo de encontrar una solución a los cuatro sufrimientos fundamentales y, concretamente, por un deseo de superar el miedo a la muerte. Y fue el problema de la muerte, cómo afrontarla y trascenderla, lo que inspiró la creación de muchos otros sistemas religiosos y filosóficos.
La confrontación con la muerte se ha dado en llamar la madre de la filosofía. El existencialista alemán Martin Heidegger denominaba la existencia humana en sí un “ser para la muerte”, ya que el nombre lleva consigo el conocimiento de su fallecimiento inminente desde muy joven. De ahí el dicho budista según el cual “la causa de la muerte no es la enfermedad sino el nacimiento”. Puede parecer mejor no pensar en la muerte, salvo quizás al final de nuestras vidas. Ahora bien, gracias a los avances actuales de la medicina, el tiempo que pasa la gente luchando de frente contra la muerte se ha alargado considerablemente. La agonía y la incertidumbre se extienden durante meses e incluso años. Esto ha acarreado una reevaluación social de la muerte en términos médicos y éticos, con una repercusión social que va desde el movimiento de los hospicios hasta el debate sobre la eutanasia voluntaria. No obstante, debido a todos nuestros adelantos médicos, todavía no podemos saber cuándo empieza o termina la vida.
Gran parte de la incertidumbre y la inestabilidad que vemos en la sociedad contemporánea puede tener su origen en la incomprensión de la muerte. El sentimiento de que nuestras vidas son finitas —de que el momento de la muerte física significa, de un modo absolutamente irrevocable— El final de nuestra existencia, da lugar a un tipo de urgencia desesperada en la vida. Cuando sentimos que “sólo se vive una vez”, sentimos la tentación de entregarnos a todos los placeres y sensaciones en el tiempo limitado que nos queda. Tal como dice el refrán:
“Come, bebe y sé feliz, pues mañana morirás”. En la sociedad actual, tan falta de tiempo, se han inventado todos los artilugios y servicios imaginables para ahorrar preciosos segundos de tiempo para que podamos disfrutar de unos cuantos momentos más de “ocio” llenos de diversión. La cruda adicción al trabajo durante el día da paso a un hedonismo desatado después. No resulta sorprendente que la búsqueda del placer se haya convertido en una cualidad frenética y el impulso de adquirir riqueza material se haya convertido prácticamente en una obsesión. La vida se convierte demasiado a menudo en una carrera por el éxito. Pero cuando llega la muerte, pocas personas echan la vista atrás y dicen: “Debería haber pasado más tiempo en la oficina”.
Desde el punto de partida de una sociedad firmemente basada en el materialismo, la muerte es la negación final de todas nuestras posesiones materiales, así que la tememos excesivamente, al igual que tememos la pérdida de nuestras posesiones materiales durante nuestra vida. Como resultado, escapamos hacia el secularismo, sin hacer ningún intento por examinar la vida interior de la mente o la naturaleza, viviendo sólo el momento. ¿Qué es la muerte? ¿Qué es de nosotros cuando morimos? Si no pensamos en estas preguntas es como si pasásemos nuestra vida de estudiantes sin pensar en ningún momento qué hacer después de la graduación. Si no aceptamos la muerte, no podemos establecer un camino decidido en la vida. Persiguiendo esta cuestión damos una estabilidad real y profunda a nuestra vida.
¿Existe alguna visión de la muerte y lo que hay después que encierre una dimensión espiritual pero no contradiga las leyes científicas conocidas del universo? Sí que la hay. El budismo presenta una visión naturalista de la muerte, entendida como opuesta a la visión supernaturalista. Veamos a qué nos referimos.

La visión budista de la vida y la muerte
Para muchas personas, la muerte significa, simplemente, la ausencia de vida. En este sentido, la vida se percibe como todo lo que es bueno, aquello que implica plenitud y luz. La muerte se percibe como todo lo malo, aquello que connota vacío y oscuridad. Esta percepción negativa de la muerte ha influido en la existencia humana desde los albores de la historia. Pero ésta es una noción simplista e infantil de la realidad de la muerte, especialmente cuando tienes en cuenta la muerte como los ciclos de creación y extinción que rigen el mundo natural, e incluso el propio universo. Tal como hemos visto, el budismo enseña en forma concreta la relación íntima e inseparable entre el microcosmos del ser humano individual y el macrocosmos del universo. Todos los fenómenos universales están contenidos en un solo momento de la vida, en lo más profundo de nuestras vidas, y cada momento de la vida, vibra con el ritmo de todos los fenómenos del universo. Esta visión no se limita a los seguidores de Nichiren u otra escuela filosófica. En relación con esto, las palabras del poeta William Blake tocan un acorde budista.
Para ver un Mundo en un grano de arena,
Y un Cielo en una flor silvestre,
Agarra la Infinidad en la palma de tu mano,
Y la Eternidad en una hora.
Tener estas percepciones es verdaderamente vivir en el momento, por oposición a vivir para el momento. Es la diferencia entre lo material y lo eterno. El budismo ve nuestras vidas en el contexto del macrocosmos, la vida del universo, que ha existido durante toda la eternidad (o al menos desde un pasado lejano más allá de lo imaginable). Del mismo modo, nuestras vidas, que se funden con este universo, también han existido siempre de una forma u otra, siguiendo un ciclo interminable de nacimiento y muerte, decadencia y renovación, sometido a las leyes físicas de este universo. Según las enseñanzas del Buda, la vida, al igual que la energía, no puede crearse ni destruirse, y lo que parece la muerte es sencillamente el proceso de decadencia y renovación que lo rige todo. Así pues, la filosofía budista anticipa casi tres mil años las leyes de la conservación de la energía y la materia, que afirman que ni la energía ni la materia se pierden nunca, sino que cambian de forma. (Por ejemplo, la energía eléctrica que pasa por una bombilla se convierte en calor y luz.) Nichiren enseñaba que la vida y la muerte son aspectos alternativos de nuestra propia personalidad, tal como expresa la ley de Nam-myojo-rengue-kyo. Escribió:
Myo representa la muerte, y jo, la vida. Los seres vivos que atraviesan las dos fases de la vida y la muerte son las entidades de los Diez Mundos, o entidades de Myojo-rengue-kyo.... Ningún fenómeno —ni el cielo ni la tierra, ni el yin ni el yang, ni el sol ni la luna, ni los cinco planetas [en el siglo XIII sólo se habían descubierto Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, Ed.], ni ninguno de los mundos, desde el infierno hasta la budeidad— están exentos de las dos fases de la vida y muerte. La vida y la muerte son sencillamente las dos funciones de Myojo-rengue-kyo.
Dicho de otro modo, todas las cosas que se manifiestan físicamente en la vida se recluyen en un estado de latencia tras su extinción o muerte. El budismo distingue entre la realidad física y el estado de latencia en el que la vida sigue existiendo oculta. Esta latencia, un estado que no es de existencia ni de inexistencia, puede resultar confuso para los occidentales. Para nosotros, algo existe o no. Pero pensemos en la flor de un cerezo en invierno. Aunque la flor no es visible, está ahí, aletargada, esperando a florecer cuando se den las condiciones necesarias (primavera). Lo mismo ocurre con nuestras vidas. Cuando el cuerpo físico se apaga, nuestras vidas entran en una nueva fase, un periodo de latencia, que va seguido del renacimiento. Tal como afirma Daisaku Ikeda:
Según la visión budista, la vida es eterna. Se cree que atraviesa sucesivas encarnaciones, así que la muerte no se considera tanto el cese de una existencia como el principio de una nueva. Para los budistas, el fenómeno de la trasmigración es obvio —tal como, de hecho, lo fue para los indios, que le dieron el nombre de samsara en sánscrito. El principio fundamental del budismo es que la vida es eterna y cada ser vivo está sometido a un ciclo continuo de nacimiento y muerte. Algunas de las averiguaciones de las investigaciones científicas recientes de los campos de la medicina y la parapsicología tienden a corroboran esta idea. Dichas investigaciones incluyen estudios de “experiencias cercanas a la muerte” y “experiencias de vidas pasadas”.
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La muerte es necesaria. Como morimos, podemos apreciar la maravilla de la vida. Podemos saborear la gran alegría de estar vivos. Nichiren comprendió el concepto profundo de la vida y la muerte tal como se expresa en el Sutra del Loto, según el cual tanto la vida como la muerte son partes inherentes a la vida humana. Señaló que la visión que tienen las personas de la vida y la muerte como fenómenos distintos lleva a dos tipos de creencias: la eternidad, que es la idea de que el alma existe para siempre, o la aniquilación, que es la idea de que no hay nada después de la muerte. Según las famosas palabras de Hamlet: “el resto es silencio”. Nichiren afirmaba que ambas perspectivas eran engañosas, porque ignoran que el ciclo de la vida y la muerte impregna el universo. Decía así:
Odiar la vida y la muerte y tratar de separarse de ellas es un engaño o una iluminación parcial. Percibir la vida y la muerte como fundamentales es iluminación o comprensión total. Ahora bien, cuando Nichiren y sus discípulos invocan Nam-myojo-rengue-kyo, saben que la vida y la muerte son componentes intrínsecos de la esencia fundamental. El ser y el no ser, el nacimiento y la muerte, la aparición y la desaparición, la existencia mundana y la extinción futura: todo esto son procesos esenciales y eternos.
Si comprendemos a fondo esta visión sofisticada, podremos avanzar hacia la iluminación y experimentar la muerte con dignidad. Pero sigue abierta una pregunta: si la vida sigue, ¿en qué forma continúa? Como la forma implica la apariencia y sustancia, y la enseñanza budista no sugiere que el yo físico sobreviva de algún modo y vuelva a nacer, se impone otro enfoque. Para entender totalmente la muerte desde una perspectiva budista, debemos hurgar en lo que se denomina “las nueve conciencias”.
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Tal como exige la ley de causa y efecto, morimos del modo que hemos vivido. En el momento de la muerte, las causas pasadas se nos muestran claramente en nuestra apariencia. En ese momento, no hay modo de ocultar la verdad de la vida que se ha vivido. Por lo tanto, para hablar de cuál es el modo ideal de morir hay que hablar del modo ideal de vivir. Llevamos a cabo nuestra práctica budista ahora para no tener que lamentarnos en nuestros lechos de muerte. El modo en que hagamos frente al momento de la muerte determina si hemos coronado nuestras vidas de satisfacción.
El budismo es una enseñanza que encuentra un valor absoluto en la vida de cada ser humano. En el budismo, una persona que ha alcanzado su plenitud totalmente es, en cierto modo, un Buda. Una persona que ha hecho todo lo posible para cumplir su misión en este mundo se denomina también un Buda. Ikeda escribió:
La muerte nos llegará a todos algún día. Podemos morir habiendo luchado mucho por nuestras creencias y convicciones, o podemos morir sin haberlo conseguido. Como, en cualquier caso, la realidad de la muerte es la misma, ¿no sería mucho mejor definir nuestro viaje hacía la próxima existencia animados, con una brillante sonrisa en la cara, sabiendo que todo lo que hicimos, lo hicimos lo mejor que pudimos, estremeciéndonos al pensar “Esta vida ha sido muy interesante”.

Así que, desde una perspectiva budista, nuestra capacidad para atravesar de un modo satisfactorio el proceso de la muerte depende de los constantes esfuerzos que hagamos durante la vida para acumular buenas causas, para contribuir a la felicidad de los demás, y para fortalecer la base de la bondad y la humanidad en lo más profundo de nuestras vidas. Habiendo vencido en la vida, podemos vencer en la muerte también. Así es como se utiliza la ley de causa y efecto para crear un valor supremo.
Podemos ver, por lo tanto, que la muerte es más que la ausencia de vida; que la muerte, junto con la vida activa, es necesaria para formar un todo mayor y más esencial. Este gran todo refleja la continuidad más profunda de la vida y la muerte que experimentamos como individuos y expresamos como cultura. Un reto fundamental para el nuevo siglo será establecer una cultura basada en entender la relación de la vida y la muerte, y de la eternidad esencial de la vida. Esta actitud no reniega de la muerte, sino que se enfrenta a ella directamente y la sitúa correctamente en el contexto mayor de la vida.
Es difícil morir feliz. Y como la muerte es el balance final de las cuentas de la vida de una persona, es cuando nuestro verdadero yo se pone de manifiesto. Practicamos el budismo para vivir felices y para morir felices. El budismo garantiza que quienes practiquen con sinceridad se acercarán a la muerte en un estado de plena satisfacción

Mario Benedetti, "Posdata"

"Siempre queda algo por soñar, llegar a una frontera tan remota que queda más allá del horizonte y por esa razón es seductora."

Después de las fiestas, Julio Cortázar

Y cuando todo el mundo se iba
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,
qué hermoso era saber que estabas
ahí como un remanso,
sola conmigo al borde de la noche,
y que durabas, eras más que el tiempo,
eras la que no se iba
porque una misma almohada
y una misma tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día,
juntos, riendo, despeinados.

miércoles, 6 de junio de 2018

Cervantes

“En algún lugar de un libro, hay una frase esperándonos para darle sentido a la existencia”.
Cervantes

martes, 5 de junio de 2018

La vida existe sólo en este preciso momento, y es en este momento cuando es infinita y eterna. Ya que el momento presente es infinitamente pequeño, antes de que podamos medirlo ha desaparecido, y sin embargo persiste para siempre .


Aunque tus pensamientos huyan hacia el pasado o corran hacia el futuro, no pueden escapar del momento presente.

Si permitimos que nuestros pensamientos, pasados ,presentes, y futuros, se unan en series, nos esclavizamos. Pero si por el contrario, en cualquier momento y lugar, impedimos que nuestra mente se aferra al nada, ganamos la libertad.

Alan Watts: Filósofo, traductor, escritor, editor, sacerdote anglicano, locutor, profesor y ecologista inglés, autor de "La sabiduría de la inseguridad" (1951), "El camino del Zen" (1957) y "Vivir el presente" (1997).

lunes, 4 de junio de 2018

Los Botana: política y alcoba

Fotos carcomidas por el tiempo, que ayudan sin embargo a una siempre traidora memoria. Tendrán que disculpar una doble subjetividad: el engaño del amor y la fragilidad de los recuerdos de un pasado que, para casi todos ustedes, es desconocido. Quiero contarles, a mi modo, algunas anécdotas sobre la vida íntima de los Botana, una familia rioplatense odiada y amada hasta hoy. Les contaré la historia con la voz de mi marido, Jaime "Tito" Botana, uno de los tres hijos de Natalio Félix Botana, un uruguayo culto y genial que, con apenas 25 años y cinco mil pesos de la primera década del siglo pasado— ganados en una timba de amigos que se reunían en la entonces calle Cangallo— finació la creación de Crítica, que llegó a vender más de setecientos mil ejemplares diarios en sus cinco ediciones. Salió a la calle el 15 de septiembre de 1913, y revolucionó al periodismo latinoamericano.

Tito fue el segundo hijo de Botana y Salvadora Medina Onrubia, una mujer extraviada y extravagante, inclasificable, cuyas últimas palabras fueron:"Odio, odio, odio". Salvadora fue la Victoria Ocampo de los anarquistas, como Natalio lo fue de los exiliados republicanos españoles y de los indigentes que todos los días le escribían alrededor de quinientas cartas. Algunas de éstas todavía quedan, gracias a la prolijidad de Georgina Nicolasa "la China" Botana, tercera y única hija del fundador de Crítica. Casada con Raúl Damonte Taborda, tuvo cuatro hijos talentosos: uno de ellos fue Copi, muerto en 1986 en París, de Sida. Vive en París y tiene 83 años. En Madrid, en el café Gijón, me dijo: "No me quieras tanto que yo soy muy mala". Algo de cierto debe haber porque Natalio la había rebautizado "Dalila la Taimada", como el personaje de Las Mil y Una Noches.

Pero ahora quiero hablar de Salvadora, una pelirroja de belleza impresionante que nació en La Plata el 23 de marzo de 1894. Hija de "Brasitas de Fuego"— una ecuyere que bailaba sobre un tambor en un circo—, Salvadora fue madre soltera de un varón al que apodaban Pitón (se imaginarán por qué). Cuando tenía veintipico de años, Pitón se destrozó la cabeza con una pistola delante de su hermano Tito, que vio su camisa manchada de sangre y sesos. Nunca se supo si fue un suicidio o un accidente. Tampoco sabemos (en caso de que se haya suicidado) si lo hizo porque su madre le contó que él no era hijo de Natalio sino de un señor de buen apellido. Nunca fue fácil la relación entre Natalio y Salvadora. Apenas se conocieron se produjo una explosión de centelleante deseo. La convivencia, sin embargo, fue imposible. Natalio vivía en su inmensa quinta de Don Torcuato, con sus hijos y sus nueras, Ada "Piba" Escudero, mujer de Helvio "Poroto" Ildefonso— el hijo mayor, más disparato y querible de Botana—, y Eva, la bataclana que Tito había "retirado" del escenario del Tabarís. Eva era una mujer bellísima que finalmente abandonó a Tito por su primo, un malandra simpático. Decía Tito que Eva se fue de la casa dejándoles todas sus pertenencias, menos a Godiva, una perra que cuando murió Botana se puso a aullar mientras un retrato de Natalio caía al suelo. Contaba Tito que su padre, antes de viajar a Jujuy, donde murió en un accidente de auto, le entregó las acciones que cada uno de los hijos tenía en la empresa que editaba Crítica"Viejo, no me des las de Poroto", protestó Tito. "Guardalas vos porque tu hermano las va a perder en un tranvía", le respondió Natalio. "Pero si Poroto no viaja nunca en tranvía...", dijo Tito. La respuesta de su padre fue :"¡ Se subirá a uno nada más que para poder perder las acciones!".

Fue la última vez que Tito, de 22 años, vio a Natalio. Nunca pudo superar su muerte. Cuando años más tarde se iniciaron las fratricidas peleas por el control del diario— usurpado al final por el gobierno de Perón—, Tito se retiró silenciosamente. Era un hombre preparado: había estudiado en Dean Academy— su compañero de cuarto era el dueño de Mitsubichi—, en la Universidad de Missouri, haciendo prácticas durante el día en las rotativas de Randolph Hearst, y cenando con el magante de la prensa mundial en Madison Square. Pero su repudio a todo poder y su voluntad de trovero nocturno, lo llevaron por otros derroteros. La muerte trágica de su padre cambió a Tito. Empezó a escribir cuentos naif, y se convirtió en un humorista mordaz. Sufrió un atentado frente a la puerta de su casa, en Rodríguez Peña y Alvear, que cometieron unos energúmenos de Tacuara, una organización nacionalista de ultraderecha. Tuvo, también, algunas satisfacciones: recibió el premio Fondo Nacional de las Artes en Teatro, y escribió muchísimos guiones para la televisión, y relatos entrañables en revistas de prestigio. Tito fue un gourmet excepcional, sólo superado por su hijo Santiago Marcelo, de 31 años, que vive en Madrid y milita en el anarquismo a través de su servidor autogestionario de Internet.

Pero de este Madrid del siglo XXI la memoria me lleva, otra vez, a un tiempo lejano, cuando el "viejo" Botana seducía mujeres, tomaba el mejor coñac, fumaba los más exquisitos habanos, y convocaba en su residencia de Don Torcuato a lo más granado de la intelectualidad. Entre las amantes de Botana, además de Salvadora, estuvieron la bailarina Josefine Baker, y algunas ilustres señoras argentinas. En el famoso mural que el mexicano David Siqueiros— tuvo ayudantes de lujo como Antonio Berni, Juan Carlos Castagnino y Lino Spilimbergo— pintó en el sótano de Don Torcuato, se reflejan, entre olas marinas, los risueños y adivinados cuerpos de las mujeres de la casa, propias y huéspedes, legales y "sin papeles".

En esas catorce manzanas que Botana compró al ex presidente e íntimo amigo, Marcelo Torcuato de Alvear, para construir "Los Naranjos" y los setsde los Estudios de Cine Baires, se ofrecían cenas de gala, servidas en vajillas de plata mexicana: aún queda una ponchera y una fuente. Allí estuvieron, entre otros, Federico García Lorca, Rafael Alberti, María Teresa León, Alcalá Zamora, Arturo Alessandri, que fue presidente de Chile, después de una agitada campaña electoral que en parte financió Botana. Alessandri lo retribuyó con su amistad y el obsequio de unas tallas de toromiro y un pescado rongo-rongo de la Isla de Pascua que aún se conservan.

El poeta granadino García Lorca debió estar tres meses enyesado porque, estando en lo alto de la torre de agua de la gran piscina, cayó por la escalera de caracol. Era una noche estrellada, y García Lorca, enamorado su espítitu e inflamado su cuerpo, se había distraído inventándoles bellos versos a un espigado jovencito. El otro andaluz, Rafael Alberti, junto a su mujer María Teresa, también gozaron de la generosidad de Botana. La pareja hacía colectas para los niños españoles exiliados en la Unión Soviética, después de la derrota de los republicanos por las fuerzas del franquismo. Según Tito, Alberti y María Teresa gastaban las contribuciones en vivir bien en la Argentina. Antes de que estallara la Guerra Civil española, Botana— que donaba fuertes sumas de dinero a la República—, viajó con su familia a Madrid, invitado de honor del presidente Manuel Azaña. Después estuvo con Miguel de Unamuno, en Salamanca, y fue recibido en el puerto de Vigo por toda la flota de pescadores que lo honraron poniéndole "Natalio Botana" y "Crítica" a dos callejuelas de la ciudad gallega. 

Por la residencia de Don Torcuato también pasaron otros personajes, no menos ilustres pero más cuestionados, como el caudillo conservador bonaerense Alberto Barceló o el ex presidente radical Marcelo Torcuato de Alvear. Dicen que a Salvadora, Carlitos Gardel le cantaba en privado. Los Botana vivían como los millonarios finos y cultos que eran. Natalio era un lector fanático de Horacio, y su biblioteca estaba repleta de autores griegos y latinos.

Ya muerto Botana, y siendo Daniel Tinayre el director estrella de los Estudios Baires, Tito se encargaba de ordenar las cenas de etiqueta para todo el equipo de filmación. En una ocasión, Eva Duarte fue excluida del elenco por Tinayre. Al enterarse Tito, invitó personalmente a la que sería la primera— y única— gran dama argentina, y la sentó junto a él. Evita jamás olvidó este gesto, y cuando vivía con Perón en el departamento de la calle Posadas, Tito era un asiduo invitado de la pareja. Pero nunca aceptó los ofrecimientos para ejercer cargos públicos que le hizo el Presidente, que se desvivía por tener el apoyo de un diario popular como Crítica. Al final, se acabaron las charlas sobre Maquiavelo, autor de cabecera de Perón. Y el general hizo intervenir el diario por su ministro de Información, Raúl Apold, y despojó a la familia Botana del edificio de la Avenida de Mayo al 1300, del de Salta, de toda la maquinaria, y nunca se hizo cargo del lucro cesante de sus trabajadores. Pero ésta es otra historia. Decía Tito que su padre siempre le auguraba: Algún día este país será gobernado por militares anónimos y oscuros.

Si París era una fiesta durante entre guerras, como describe Hemingway, el Buenos Aires nocturno tuvo sus dos décadas gloriosas, que se alimentaron con los redactores de Crítica: poetas y escritores como Nicolás Olivares, los hermanos González Tuñón, Conrado Nalé Roxlo, Roberto Arlt, Carlos de la Púa, Jorge Luis Borges, Ulises Petit de Murat, los hermnaos Martínez Cuitiño, Arturo Mom, Carlos Fait... Muchos de ellos se reunían en el Café Tortoni, y después se iban a divertir al Tabarís, tomando champagne con éter junto a las bailarinas de las revistas porteñas. El periodista Alberto Rudni, ya fallecido, recordaba que Botana había conocido a su padre, ministro de Lenin, en una gélida estación de tren de la estepa rusa. El funcionario bolchevique recaló en Crítica como redactor especial. En 1941 murió Natalio Botana. Ahí terminó Crítica

http://edant.clarin.com/suplementos/zona/2001/07/15/z-00615.htm