miércoles, 5 de abril de 2017
LA LEYENDA DE LA MARIPOSA
“Cuenta la leyenda que una joven mariposa, de cuerpo frágil y sensible, volaba cierta tarde jugando con el viento, cuando vio una estrella muy brillante, y se enamoró.
Ilusionadísima, regresó inmediatamente a su casa, loca por contar a su madre que había descubierto lo que era el amor…
¡Qué tontería!, fue la fría respuesta que escuchó…, las estrellas no fueron creadas para que las mariposas pudieran volar a su alrededor. Búscate un poste o farola y enamórate de algo así, para eso fuimos creadas.
Decepcionada, la mariposa decidió simplemente ignorar el comentario de su madre y se permitió volver a alegrarse con su descubrimiento. ¡Qué maravilla poder soñar!..., pensaba.
La noche siguiente, la estrella continuaba en el mismo lugar, y ella decidió que subiría hasta el cielo y volaría en torno a aquélla luz radiante para demostrarle su amor. Esperaba con ansiedad la llegada de la noche y cuando veía los primeros rayos de la estrella, agitaba fuertemente sus alas en dirección al firmamento.
Su madre estaba cada vez más furiosa, …, estoy muy decepcionada con mi hija, decía. Todas sus hermanas, primas y sobrinas ya tienen lindas quemaduras en sus alas, provocadas por las farolas…, sólo el calor de una farola es capaz de entusiasmar el corazón de una mariposa…, deberías dejar de lado estos sueños inútiles y conseguir un amor posible de alcanzar.
La joven mariposa, irritada porque nadie respetaba lo que sentía, decidió irse de casa, pero pesaban mucho las palabras de su madre y condicionada, intentó olvidar a la estrella y enamorarse de la luz de alguna farola de las casas suntuosas, pero su corazón no conseguía olvidar a la estrella y después de ver que la vida sin su verdadero amor no tenía sentido, resolvió reemprender su itinerario en dirección al cielo.
Noche tras noche intentaba volar lo más alto posible, desde allá arriba podía vislumbrar las ciudades llenas de luces, donde posiblemente sus primas, hermanas y sobrinas ya habrían encontrado un amor. Veía las montañas, los océanos con olas gigantescas, las nubes que cambiaban de forma cada minuto…
La mariposa comenzó a amar cada vez más a su estrella, porque era ella la que la impulsaba a conocer un mundo tan rico y hermoso. Pasó mucho tiempo y un día decidió volver a su casa. Fue entonces cuando supo por los vecinos que sus hermanas, primas y sobrinas y todas las mariposas que había conocido, habían muerto quemadas en las lámparas y en las llamas de las velas, destruidas por un amor que juzgaban fácil.
La mariposa, aun cuando jamás había conseguido llegar hasta su estrella, vivió muchos años aún, descubriendo cada noche cosas diferentes e interesantes y comprendiendo que, a veces, los amores imposibles traen muchas más alegrías que aquellos que están al alcance de nuestras manos…”
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