jueves, 12 de mayo de 2016
Cuentos Imperfectos
Los cuentos inacabados se han quedado ahí.
Esperándonos.
Y ya no hace falta darles un final.
Acabaron sin perdices, ni falta que hacía.
Entre tanto, la historia sigue, rota y mejora.
La princesa tontea con un dragón que la mira de arriba abajo, bramando fuego.
Y olvida al príncipe azul, demasiado ocupado en lustrar su espada.
La princesa se quita el vestido, calza botas y sale a pasear por la ciudad.
Y el mundo es mucho más bonito cuando no te tapa el sol un tarado con mallas y a caballo que se las da de salvador.
No hacían falta cuentos, que la vida es mucho más auténtica entre las manos que en sueños, pero nadie se lo había dicho.
No hacían falta caballos alados, si puedes volar con un gesto a tiempo, con una frase rápida, con el gozar de un momento de un segundo perfecto.
Todo parece mucho mejor cuando te das cuenta que lo de antes no era tan bueno.
La princesa ya no está triste (qué no tendrá la princesa...). Así que se va de cena con Cenicienta y BlancaNieves.
Una vez perdida la inocencia de pensar que tu vida será perfecta, se vive mucho mejor saboreando la imperfección
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