martes, 7 de septiembre de 2010
Marguerite Duras - L'amant
“Pienso con frecuencia en esta imagen que sólo yo sigo viendo y de la que nunca he hablado… Muy pronto en mi vida fue demasiado tarde”…
(Ibd. Duras; marguerite. “El Amante”/ “L´Amant”).-
“El Amante” (1984) es una novela autobiográfica de Marguerite Duras que relata una experiencia iniciática: el deseo como constructor de la identidad del personaje. Es una experiencia de poder, de autoafirmación tras el reconocimiento, que culmina en la literatura: este proceso lleva a la autora/personaje a autoafirmar su independencia, ligada al cumplimiento de su vocación literaria. Escritura y deseo y escritura del deseo se imbrican en la obra de Marguerite Duras. Al cabo de una larga trayectoria, la escritora relata no sólo el porqué sino el cómo de su camino literario y personal. Una autobiografía “al estilo de Duras” posee unos rasgos específicos, lo cual me ha llevado a pensar en la posibilidad de caracterizar el género autobiográfico como una modalidad de discurso didáctico, de acuerdo con la clasificación contenida en Virtuts textuals, ya que me ha interesado reconocer los aspectos de didactismo que contiene una autobiografía, pues el texto dice cómo es lo que es en el texto. Ése “lo que es es así” podría ser constitutivo del género. Lo que hay “fuera” del texto de “El Amate” es la experiencia inicial del deseo y la construcción que lleva a cabo la protagonista de una identidad propia, diferenciada del resto del mundo y un proceso de emancipación que ha de culminar en su actividad como escritora: es la emergencia de un yo definido, inmediatamente posterior a su reconocimiento en una imagen emblemática. Dentro de esa idea abstracta, se incluye la realización de la personalidad como un “alumbramiento” a partir del cual la narradora se hace visible para el mundo y encuentra las claves de su diálogo con él. El deseo se hace equivalente de la vida, de lo que da la vida y puede ubicarse en la realidad: las calles, como paradigma de lo exterior y de la alteridad; por las calles circulan la vida, el deseo, intercambiables.-
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Frases de “El Amante”:
“Un día, ya entrada en años, en el vestíbulo de un edificio público, un hombre se me acercó. Se dio a conocer y me dijo: La conozco desde siempre”…
“La historia de mi vida no existe. Eso no existe. Nunca hay centro. Ni camino, ni línea donde se insinúa que alguien hubo, no es cierto, no hubo nadie… Para mí todo empezó así, por ese rostro evidente, extenuado, esas ojeras que se anticipaban al tiempo, a los hechos”…
“Escribir ahora, se diría que la mayor parte de las veces ya no es nada. Esa desesperación se manifestaba en un momento dado del día. Y después seguía la imposibilidad de seguir avanzando, o el sueño, o, a veces nada…. O nada, o dormir, morir”…
“No se trata de que sea necesario conseguir algo, sino de que es necesario salirse de donde se está… Puedo convertirme en lo que quieran que sea. Y creerlo”.
“Bajo el sol brumoso del frío, el sol del calor, las orillas se difuminan, el río parece juntarse con el horizonte. El río fluye sordademente, no hace ningún ruido, la sangre en el cuerpo. Fuera del agua no hay viento”.
“Nada tiene tiempo de hundirse, todo es arrastrado por la tempestad profunda y vertiginosa de la corriente interior, todo queda en suspenso en la superficie de la fuerza del río”…
En la tremenda corriente contemplo el último instante de mi vida. La corriente es tan fuerte que lo arrastraría todo, incluso piedras, una catedral, una ciudad. Hay una tempestad que ruge en el interior de las aguas del río. Del viento que se debate.
“La imagen había participado de esta imagen, adelantándose: El mar, informe, simplemente incomparable… El mar, la intensidad que recoge, se aleja, vuelve”…
“Cuando muere es un día triste. De primavera, creo, de abril. La muerte llevaba ventaja sobre el final de su historia. En vida ya estaba acabado, era demasiado tarde para que muriera, era un hecho desde la muerte del pequeño hermano. Las palabras subyugantes: Todo está consumado“.
“No sé por qué le quería hasta el extremo de querer morir de su muerte. Nada nuevo podía alcanzar ese amor. Yo había olvidado la Muerte”.
“Se equivocaban. El error que se había cometido, en pocos segundos, se propaló por todo el universo. El escándalo estaba a la escala de Dios. Mi hermano menor era inmortal y no lo habíamos advertido. La inmortalidad había sido encubierta por el cuerpo de ese hermano mientras vivió y nosotros no comprendimos que era aquel cuerpo donde la inmortalidad se hallaba alojada. El cuerpo de mi hermano estaba muerto. La inmortalidad había muerto con él… Habría que prevenir a la gente de esas cosas. Enseñarles que la inmortalidad es mortal, que puede morir, que ha ocurrido, que sigue ocurriendo. Que no se muestra nunca como tal, que es la duplicidad absoluta. Que la vida es inmortal mientras se vive, mientras se está con vida… Que es tan falso decir que carece de principio y de fin como decir que empieza y termina en la vida del alma desde el momento en que participa del alma y de la prosecución del viento”…
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