martes, 30 de junio de 2020

Nivola, Miguel de Unamuno

Eres tú que me vuelve
loco; eres tú, que me
haces quebrantar mis
más firmes propósitos;
eres tú qué haces que
ya no sea yo...
Niebla es una novela (nivola, según la denomina su autor) escrita por Miguel de Unamuno en 1907 y publicada en 1914.

Nivola es el neologismo creado por Miguel de Unamuno para referirse a sus propias creaciones de ficción narrativa, para representar su distancia con respecto a la novela realista imperante a finales del siglo XIX.

El término nivola aparece por primera vez como subtítulo de la obra Niebla, del propio Unamuno. Con esta denominación, el escritor bilbaíno quería expresar su rechazo hacia los principios dominantes en la novela realista: la caracterización psicológica de los personajes, la ambientación realista, la narración omnisciente en tercera persona...

Así lo hace constar en el prólogo de Niebla:

«[...] He oído también contar de un arquitecto arqueólogo que pretendía derribar una basílica del siglo X, y no restaurarla, sino hacerla de nuevo como debió haber sido hecha y no como se hizo. Conforme a un plano de aquella época que pretendía haber encontrado. Conforme al proyecto del arquitecto del siglo X. ¿Trompeta? Desconocía que las basílicas se han hecho a sí mismas saltando por encima de los planos, llevando las manos de los edificadores. También de una novela, como de una epopeya o de un drama, se hace un plano; pero luego la novela, la epopeya o el drama se imponen al que se cree su autor. O se le imponen los agonistas, sus supuestas criaturas. Así se impusieron Luzbel y Satanás, primero, y Adán y Eva, después, a Jehová. ¡Y ésta sí que es nivola, u opopeya o trigedia! Así se me impuso Augusto Pérez. Y esta tragedia la vio, cuando apareció esta mi obra, entre sus críticos, Alejandro Plana, mi buen amigo catalán. Los demás se atuvieron, por pereza mental, a mi diabólica invención de la nivola. Esta ocurrencia de llamarle nivola –ocurrencia que en rigor no es mía, como lo cuento en el texto– fue otra ingenua zorrería para intrigar a los críticos. Novela y tan novela como cualquiera otra que así sea. Es decir, que así se llame, pues aquí ser es llamarse. ¿Qué es eso de que ha pasado la época de las novelas? ¿O de los poemas épicos? Mientras vivan las novelas pasadas vivirá y revivirá la novela. La historia es resoñarla».

Niebla narra la historia de Augusto Pérez, un personaje solitario, filosófico y melancólico, que dedica su tiempo a pasear y reflexionar junto con su perro Orfeo. Augusto se enamorará de Eugenia, personaje idealizado como la Dulcinea de Don Quijote, y dedicará sus esfuerzos a intentar conquistarla. El pasaje más famoso de la novela se sitúa hacia el final de la misma, cuando el personaje principal decide enfrentarse a su autor, Miguel de Unamuno, y consultarle sobre su destino. El encuentro degenerará en un enfrentamiento en el que el autor decide matar a su personaje, el cual, efectivamente, morirá unas páginas más tarde.

En el prólogo-epílogo de la segunda edición de Amor y pedagogía define las nivolas como «relatos dramáticos acezantes, de realidades íntimas, entrañadas, sin bambalinas ni realismos en que suelen faltar la verdadera, la eterna realidad, la realidad de la personalidad».

Neale Donald Walsh

"El temor es la energía que contrae, cierra, capta, huye, oculta, acumula y daña.
El amor es la energía que expande, abre, emite, permanece, revela, comparte. El temor se aferra a todo lo que tenemos; el amor lo regala. El temor agarra; el amor deja ir. El temor duele; el amor alivia. El temor ataca; el amor repara." 
Neale Donald Walsh

Todos tenemos guardado un secreto bajo llave, en el ático de nuestra alma

Dicen que mantener oculto un secreto no es bueno, que hace daño. Sin embargo, a veces, es más común ser heridos cuando damos el paso a la hora de revelar esa confidencia. Porque hay corazones traicioneros que nos hacen sentir ingenuos cuando les ofrecemos la llaves de nuestra alma.
No podemos negarlo. Todos disponemos de esos océanos privados en cuyas profundidades se hallan uno varios arcones secretos protegidos con gruesas cadenas y unos cuantos candados. De vez en cuando, nos asomamos allí, con sumo cuidado para recordar un hecho. Un detalle. Una imagen. Un placer oculto o incluso un momento traumático del pasado.
«Quien revela un secreto ajeno es un traidor, pero a veces, quien dice en voz alta el propio secreto se convierte en un imbécil»
-Voltaire-
A menudo el hecho de mantener un secreto provoca, inevitablemente, que iniciemos la conducta del engaño. Lo hace quien por ejemplo, mantiene una adicción, procediendo así a hacerse daño a sí mismo y a los demás. Lo comete también quien ya no ama, quien siente su corazón yermo hacia la persona con la que vive y aún así elige callar y seguir adelante por miedo, por indecisión, por costumbre o por una combinación de todas.
Son realidades que de uno u otro modo todos conocemos. Sin embargo, no todos los secretos tienen este componente donde uno debe proceder al engaño para salvaguardar su realidad personal no asumida. Lo cierto es que hay secretos, que lejos de causar algún conflicto con nuestra persona y con el entorno, son como preciados tesoros envueltos con el velo del silencio.
No sabemos muy bien por qué es así, pero hay hechos que si se pusieran en voz alta y al oído de la persona equivocada, perderían su brillo. Su esencia singular y trascendente para nuestro ser.

Secretos que se quedan para siempre en los diarios personales

Hay secretos dolorosos. Hechos personales que requieren, sin duda, de una adecuada «purga» interior, de un revulsivo con el cual, sanar y liberarnos. Un error con consecuencias, un engaño o un trauma no afrontado, nos aboca a veces a custodiar una serie de confidencias que envolvemos con férreas empalizadas durante meses, incluso años.
Cuando esto ocurre, no dudamos en usar afilados mecanismos de defensa; con ellos establecemos una distancia de seguridad entre el mundo exterior y esa zona delicada en la que sana a fuego lento nuestra herida secreta. Nos decimos a nosotros mismos que «todo va bien», «que la vida sigue». Sin embargo, esa llaga lejos de cauterizarse se infecta más aún. Es entonces cuando nuestro comportamiento oscila entre la ansiedad, la indefensión y la depresión.
Ahora bien, poner esos hechos en voz alta también supone al mismo tiempo enfrentarnos a otro foco de estrés. Porque nunca sabemos cómo van a reaccionar los demás… En esencia, romper ese falso equilibrio en el que nos sosteníamos.

Revelaciones de familia

Todos somos muy conscientes de que lo que duele, lo que pesa, debe soltarse. Que poner en voz alta esos hechos que uno elige esconder en la alfombra de nuestra mente puede liberarnos, sanarnos. Sin embargo, hay quien elige no hacerlo nunca. Como dato curioso te hablaremos de la doctora Evan Imber-Black. Es psiquiatra de familia y directora del «Centro para la Familia y la Salud» del Bronx de Nueva York.
En su libro «Secrets in Families and Family Therapy» relata cómo muchas personas han encontrado un gran beneficio llevando un diario a lo largo de sus vidas. Estas vivencias personales -impresas a veces con mala caligrafía y con letra temblorosa- escondían auténticos dramas o hechos impactantes que jamás se atrevieron a compartir con sus familias. La escritura se convirtió para ellas en un salvavidas cotidiano.
Ahora bien, tal y como nos explica la doctora Imber Black, los secretos de familia, lejos de evaporarse, se transmiten de generación en generación como herencias, como «trampas explosivas» esperando estallar. A pesar de que ese hecho no sea relevado, el clima emocional negativo y el tenso de recelo contamina toda la dinámica.
Llevar un diario ayuda, pero no basta. Es necesario, liberarlos, reconstruir, sanar.

Confidencias que guardo solo en el ático de mi alma

Hay secretos, a diferencia de los anteriores, que no dañan. Que son nuestros, como lo es nuestra piel, nuestro oxígeno o esas cicatrices que nos hicimos de niños y que de vez en cuando acariciamos para teletrasportarnos a un momento del pasado. Hay recuerdos que nos definen y que, sencillamente, elegimos no compartir con nadie.

A veces, estos tesoros privados están hechos de sensaciones y pensamientos surgidos en un momento dado. En ocasiones no son más que vivencias, esas que conforman el tejido emocional que nos define ahora. Recuerdos que no pueden ponerse en voz alta porque hay palabras que no alcanzan a describir la inmensidad de aquellas sensaciones que aún nos hacen temblar por dentro.
Algo que todos sabemos también es que en ocasiones, elegimos compartir esos delicados secretos con la persona amada. El hacerlo o no es algo que tenemos que meditar muy bien. No es bueno abandonarse durante mucho tiempo a la emocionalidad del momento, porque corremos el riesgo de que esos espacios privados queden profanados de pronto con la ironía, la decepción o incluso la traición.
Lo creamos o no siempre es bueno quedarnos con algo para nosotros secreto. Son islas privadas, jardines muy recónditos donde enraizarnos, donde volver de vez en cuando para hallar la calma, para abrazarnos en tranquilo deleite a nuestra esencia.

lunes, 29 de junio de 2020

Osho

“Mi mano debería haberse movido con consciencia”
"Una mañana, Gautama Buda pasaba por una aldea con uno de sus más íntimos discípulos, Ananda. Una mosca viene y se posa en su frente. Él está respondiendo algunas preguntas de Ananda, y está tan absorto en responderle que, sin ninguna consciencia, mecánicamente, agita su mano. La mosca se va, pero entonces él, de repente, se da cuenta de que al agitar su mano lo hizo sin consciencia;  fue algo mecánico. Puedes hacer cosas así incluso cuando estás dormido. Si mientras duermes sientes que algo te sube por el pie tú simplemente te lo quitas, y tu sueño no se perturba. Es un proceso mecánico; tu cuerpo lo hace sin molestarte.
Buda se detuvo en plena calle y levantó su mano de nuevo, y con gran gracia y consciencia la trajo hasta su frente. Ananda dijo: ‘¿Qué haces? La mosca se ha ido’.
Buda dijo: ‘la mosca no me interesa, estoy interesado en mí mismo. Actué sin consciencia. Estaba tan metido en tus preguntas y respondiéndote, y mi mano se movió mecánicamente; estoy tratando de ver cómo debería haberse movido. No tiene nada que ver con la mosca. Mi mano ha debido moverse con consciencia'".
Osho, Reflections on Khalil Gibrans The Prophet, charla #34

Efemérides


Un 29 de junio como hoy en 1900 nació en la ciudad de Lyon Antoine Marie Jean-Baptiste Roger, conde de Saint-Exupéry, aviador y escritor francés, autor de la inmortal obra ‘El principito’. Esta fábula infantil ilustrada por él mismo no ha dejado de reeditarse y ganar fama tras su muerte, para así convertirse en el libro de idioma francés más leído; no en vano, ha sido traducido a más de 250 idiomas, incluido el braille.

domingo, 28 de junio de 2020

Marillion - "Kayleigh"


Misplaced Childhood es el tercer álbum de estudio de la banda inglesa de Misplaced Childhood es el tercer álbum de estudio de la banda inglesa de rock neoprogresivo Marillion. Fue publicado en junio de 1985 y ha sido el álbum más exitoso de la banda hasta la fecha, alcanzando el primer puesto en la lista de los discos más vendidos en el Reino Unido en junio de 1985. El disco presenta el sencillo más exitoso de la banda, "Kayleigh", que llegó hasta el segundo puesto en la lista de éxitos británica.

Misplaced Childhood es el primer álbum conceptual de la banda, y trata sobre el amor, el éxito repentino y la infancia perdida. El vocalista del grupo, Fish, explicó que había concebido el disco bajo los efectos del LSD. Varias de las pistas contienen referencias autobiográficas: "Kayleigh" habla sobre una antigua novia del vocalista, y "Heart of Lothian" hace alusión a una de las regiones tradicionales de Escocia (puesto que Fish es escocés).

El álbum fue remasterizado y editado en 1998 con demos y caras-B.. Fue publicado en junio de 1985 y ha sido el álbum más exitoso de la banda hasta la fecha, alcanzando el primer puesto en la lista de los discos más vendidos en el Reino Unido en junio de 1985. El disco presenta el sencillo más exitoso de la banda, "Kayleigh", que llegó hasta el segundo puesto en la lista de éxitos británica.

Misplaced Childhood es el primer album conceptual 
de la banda, y trata sobre el amor, el éxito repentino y la infancia perdida. El vocalista del grupo, Fish, explicó que había concebido el disco bajo los efectos del LSD. Varias de las pistas contienen referencias autobiográficas: "Kayleigh" habla sobre una antigua novia del vocalista, y "Heart of Lothian" hace alusión a una de las regiones tradicionales de Escocia (puesto que Fish es escocés).

El álbum fue remasterizado y editado en 1998 con demos y caras-B.

Milan Kunder - La insoportable levedad del ser

“ Cuanto más pesada sea la carga, más a ras de tierra estará nuestra vida, más real y verdadera será.
Por el contrario, la ausencia absoluta de carga hace que el hombre se vuelva más ligero que el aire, vuele hacia lo alto, se distancie de la tierra, de su ser terreno, que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes.
Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?"

sábado, 27 de junio de 2020

No se culpe a nadie", (Final del juego, 1956), Julio Cortázar

El frío complica siempre las cosas, en verano se está tan cerca del mundo, tan piel contra piel, pero ahora a las seis y media su mujer lo espera en una tienda para elegir un regalo de casamiento, ya es tarde y se da cuenta de que hace fresco, hay que ponerse el pulóver azul, cualquier cosa que vaya bien con el traje gris, el otoño es un ponerse y sacarse pulóveres, irse encerrando, alejando.
Sin ganas silba un tango mientras se aparta de la ventana abierta, busca el pulóver en el armario y empieza a ponérselo delante del espejo. No es fácil, a lo mejor por culpa de la camisa que se adhiere a la lana del pulóver, pero le cuesta hacer pasar el brazo, poco a poco va avanzando la mano hasta que al fin asoma un dedo fuera del puño de lana azul, pero a la luz del atardecer el dedo tiene un aire como de arrugado y metido para adentro, con una uña negra terminada en punta.
De un tirón se arranca la manga del pulóver y se mira la mano como si no fuese suya, pero ahora que está fuera del pulóver se ve que es su mano de siempre y él la deja caer al extremo del brazo flojo y se le ocurre que lo mejor será meter el otro brazo en la otra manga a ver si así resulta más sencillo.
Parecería que no lo es porque apenas la lana del pulóver se ha pegado otra vez a la tela de la camisa, la falta de costumbre de empezar por la otra manga dificulta todavía más la operación, y aunque se ha puesto a silbar de nuevo para distraerse siente que la mano avanza apenas y que sin alguna maniobra complementaria no conseguirá hacerla llegar nunca a la salida.
Mejor todo al mismo tiempo, agachar la cabeza para calzarla a la altura del cuello del pulóver a la vez que mete el brazo libre en la otra manga enderezándola y tirando simultáneamente con los dos brazos y el cuello. En la repentina penumbra azul que lo envuelve parece absurdo seguir silbando, empieza a sentir como un calor en la cara aunque parte de la cabeza ya debería estar afuera, pero la frente y toda la cara siguen cubiertas y las manos andan apenas por la mitad de las mangas, por más que tira nada sale afuera y ahora se le ocurre pensar que a lo mejor se ha equivocado en esa especie de cólera irónica con que reanudó la tarea, y que ha hecho la tontería de meter la cabeza en una de las mangas y una mano en el cuello del pulóver.
Si fuese así su mano tendría que salir fácilmente, pero aunque tira con todas sus fuerzas no logra hacer avanzar ninguna de las dos manos aunque en cambio parecería que la cabeza está a punto de abrirse paso porque la lana azul le aprieta ahora con una fuerza casi irritante la nariz y la boca, lo sofoca más de lo que hubiera podido imaginarse, obligándolo a respirar profundamente mientras la lana se va humedeciendo contra la boca, probablemente desteñirá y le manchará la cara de azul.
Por suerte en ese mismo momento su mano derecha asoma al aire, al frío de afuera, por lo menos ya hay una afuera aunque la otra siga apresada en la manga, quizá era cierto que su mano derecha estaba metida en el cuello del pulóver, por eso lo que él creía el cuello le está apretando de esa manera la cara, sofocándolo cada vez más, y en cambio la mano ha podido salir fácilmente.
De todos modos y para estar seguro lo único que puede hacer es seguir abriéndose paso, respirando a fondo y dejando escapar el aire poco a poco, aunque sea absurdo porque nada le impide respirar perfectamente salvo que el aire que traga está mezclado con pelusas de lana del cuello o de la manga del pulóver, y además hay el gusto del pulóver, ese gusto azul de la lana que le debe estar manchando la cara ahora que la humedad del aliento se mezcla cada vez más con la lana, y aunque no puede verlo porque si abre los ojos las pestañas tropiezan dolorosamente con la lana, está seguro de que el azul le va envolviendo la boca mojada, los agujeros de la nariz, le gana las mejillas, y todo eso lo va llenando de ansiedad y quisiera terminar de ponerse de una vez el pulóver sin contar que debe ser tarde y su mujer estará impacientándose en la puerta de la tienda.
Se dice que lo más sensato es concentrar la atención en su mano derecha, porque esa mano por fuera del pulóver está en contacto con el aire frío de la habitación, es como un anuncio de que ya falta poco y además puede ayudarlo, ir subiendo por la espalda hasta aferrar el borde inferior del pulóver con ese movimiento clásico que ayuda a ponerse cualquier pulóver tirando enérgicamente hacia abajo.
Lo malo es que aunque la mano palpa la espalda buscando el borde de lana, parecería que el pulóver ha quedado completamente arrollado cerca del cuello y lo único que encuentra la mano es la camisa cada vez más arrugada y hasta salida en parte del pantalón, y de poco sirve traer la mano y querer tirar de la delantera del pulóver porque sobre el pecho no se siente más que la camisa, el pulóver debe haber pasado apenas por los hombros y estará ahí arrollado y tenso como si él tuviera los hombros demasiado anchos para ese pulóver, lo que en definitiva prueba que realmente se ha equivocado y ha metido una mano en el cuello y la otra en una manga, con lo cual la distancia que va del cuello a una de las mangas es exactamente la mitad de la que va de una manga a otra, y eso explica que él tenga la cabeza un poco ladeada a la izquierda, del lado donde la mano sigue prisionera en la manga, si es la manga, y que en cambio su mano derecha que ya está afuera se mueva con toda libertad en el aire aunque no consiga hacer bajar el pulóver que sigue como arrollado en lo alto de su cuerpo.
Irónicamente se le ocurre que si hubiera una silla cerca podría descansar y respirar mejor hasta ponerse del todo el pulóver, pero ha perdido la orientación después de haber girado tantas veces con esa especie de gimnasia eufórica que inicia siempre la colocación de una prenda de ropa y que tiene algo de paso de baile disimulado, que nadie puede reprochar porque responde a una finalidad utilitaria y no a culpables tendencias coreográficas.
En el fondo la verdadera solución sería sacarse el pulóver puesto que no ha podido ponérselo, y comprobar la entrada correcta de cada mano en las mangas y de la cabeza en el cuello, pero la mano derecha desordenadamente sigue yendo y viniendo como si ya fuera ridículo renunciar a esa altura de las cosas, y en algún momento hasta obedece y sube a la altura de la cabeza y tira hacia arriba sin que él comprenda a tiempo que el pulóver se le ha pegado en la cara con esa gomosidad húmeda del aliento mezclado con el azul de la lana, y cuando la mano tira hacia arriba es un dolor como si le desgarraran las orejas y quisieran arrancarle las pestañas.
Entonces más despacio, entonces hay que utilizar la mano metida en la manga izquierda, si es la manga y no el cuello, y para eso con la mano derecha ayudar a la mano izquierda para que pueda avanzar por la manga o retroceder y zafarse, aunque es casi imposible coordinar los movimientos de las dos manos, como si la mano izquierda fuese una rata metida en una jaula y desde afuera otra rata quisiera ayudarla a escaparse, a menos que en vez de ayudarla la esté mordiendo porque de golpe le duele la mano prisionera y a la vez la otra mano se hinca con todas sus fuerzas en eso que debe ser su mano y que le duele, le duele a tal punto que renuncia a quitarse el pulóver, prefiere intentar un último esfuerzo para sacar la cabeza fuera del cuello y la rata izquierda fuera de la jaula y lo intenta luchando con todo el cuerpo, echándose hacia adelante y hacia atrás, girando en medio de la habitación, si es que está en el medio porque ahora alcanza a pensar que la ventana ha quedado abierta y que es peligroso seguir girando a ciegas, prefiere detenerse aunque su mano derecha siga yendo y viniendo sin ocuparse del pulóver, aunque su mano izquierda le duela cada vez más como si tuviera los dedos mordidos o quemados, y sin embargo esa mano le obedece, contrayendo poco a poco los dedos lacerados alcanza a aferrar a través de la manga el borde del pulóver arrollado en el hombro, tira hacia abajo casi sin fuerza, le duele demasiado y haría falta que la mano derecha ayudara en vez de trepar o bajar inútilmente por las piernas, en vez de pellizcarle el muslo como lo está haciendo, arañándolo y pellizcándolo a través de la ropa sin que pueda impedírselo porque toda su voluntad acaba en la mano izquierda, quizá ha caído de rodillas y se siente como colgado de la mano izquierda que tira una vez más del pulóver y de golpe es el frío en las cejas y en la frente, en los ojos, absurdamente no quiere abrir los ojos pero sabe que ha salido fuera, esa materia fría, esa delicia es el aire libre, y no quiere abrir los ojos y espera un segundo, dos segundos, se deja vivir en un tiempo frío y diferente, el tiempo de fuera del pulóver, está de rodillas y es hermoso estar así hasta que poco a poco agradecidamente entreabre los ojos libres de la baba azul de la lana de adentro, entreabre los ojos y ve las cinco uñas negras suspendidas apuntando a sus ojos, vibrando en el aire antes de saltar contra sus ojos, y tiene el tiempo de bajar los párpados y echarse atrás cubriéndose con la mano izquierda que es su mano, que es todo lo que le queda para que lo defienda desde dentro de la manga, para que tire hacia arriba el cuello del pulóver y la baba azul le envuelva otra vez la cara mientras se endereza para huir a otra parte, para llegar por fin a alguna parte sin mano y sin pulóver, donde solamente haya un aire fragoroso que lo envuelva y lo acompañe y lo acaricie y doce pisos.

No se culpe a nadie",
(Final del juego, 1956).
Autor: 📖 Julio Cortázar, (1914-1984).
Escritor, traductor e intelectual argentino.

viernes, 26 de junio de 2020

Jarabe de Palo - Eso que tú me das (Videoclip Oficial)

Antes de Morir, Pau Donés dejó escritos sus 20 mandamientos para ser feliz


EL líder de Jarabe de Palo publicó su filosofía de vida en el libro autobiográfico ’50 palos... y sigo soñando'

La muerte de Pau Donés ha dejado un sentimiento de consternación, pero también una lección de vida por la forma que ha tenido durante los últimos cinco años de enfrentarse al cáncer. Siempre sonriente y activo, no paró hasta el último momento de hacer música, consiguiendo editar hace apenas un par de semanas su último disco, ‘Tragas o escupes’, a pesar del avance de la enfermedad.

En su libro autobiografía ’50 palos... y sigo soñando', el músico habló del asunto a las claras: “A los cincuenta años ya poca tontería te queda, pero si además te diagnostican un cáncer, pues todavía menos”.

Y aún plantea en sus páginas: "Una de las cosas que tiene el no saber qué es lo que va a pasar con tu vida es que inmediatamente estableces un orden de prioridades con respecto a las cosas que realmente son importantes para ti".

"Prioridades y tiempo", planteaba, lanzando con determinación un mensaje: "Si hay que mandarlo todo a la mierda, pues se manda. Por muy claras que tengamos las cosas, el día a día te mete en un bucle en el que es fácil perder de vista tus convicciones, tus creencias más series, por lo que cuando te pasa algo fuerte hay que aprovechar y replantearse seriamente el asunto. A saco".

Indudablemente, eso fue lo que hizo cuando dejó la música y se mudó a Los Ángeles para pasar allí más tiempo con su hija, a la que sentía que no le había dedicado todo el que hubiera querido (como dijo él en su momento y ha relatado Bunbury, su vecino en la ciudad californiana).

Todo lo que hizo Pau Donés en el último lustro, desde que le diagnosticaron cáncer en 2015, se basa en una veintena de mandamientos que dejó por escrito en el mencionado libro y que quedan ahora como parte de su legado, que no es solo musical.

1. Que sepamos vivir el presente

2. Que no perdamos el tiempo pensando en el futuro

3. Que dejemos de creer en la suerte y creamos en nosotros mismos

4. Que dejemos de hacer montañas de granitos de arena

5. Que la tristeza nos dé ganas de reír. Que nos riamos mucho

6. Que cantemos en la ducha, en los bares, en las bodas, en las cenas con losamigos o donde nos apetezca cuando nos venga en gana.

7. Que aprendamos a decirnos “te quiero” sin que nos dé vergüenza.

8. Que nos besemos, nos toquemos y nos achuchemos mucho

9. Que nos escuchemos tanto como sepamos compartirnos en silencio

10. Que nos queramos, a los demás y sobre todo a nosotros mismos

11. Que nos peleemos lo menos posible. Estar enfadado es una gran y estúpida pérdida de tiempo. ¡A la mierda el ego y el orgullo!

12. Que nos dejemos de rollos, de chorradas, de hacer ver lo que no somos, que eso no sirve pa’ ná.

13. Que le perdamos el miedo a la muerte, pero también le perdamos el miedo a vivir.

14. Que decidamos por nosotros mismos. Que nunca dejemos que los demás decidan por nosotros.

15. Que cuando la vida nos cierre una ventana sea cuando más abramos las alas para romper el cristal y salir volando.

16. Que las cosas nos lleven adonde sea, pero que nos vayan bien.

17. Que los cerebros de zafios, hipócritas, memos, mamelucos, corruptos, pesaos, estúpidos, tocapelotas, mentirosos, gilipollas... se reprogramen y entiendan que en la vida no hace falta ser así, que la vida va de otra cosa.

18. Que a las penas, puñaladas y al mal tiempo, buena cara. O mala, que tampoco pasa nada.

19. Que la vida sea siempre un sueño.

20. Y, en fin, que a la vida le demos calidad, porque belleza sobra.

Con información de Europa Press

Alejandro Jodorowsky

"No hay alivio más grande que comenzar a ser lo que se es."
Alejandro Jodorowsky

jueves, 25 de junio de 2020

Eso dicen, Mario Benedetti

Eso dicen
que al cabo de diez años
todo ha cambiado
allá
 
dicen
que la avenida está sin árboles
y no soy quién para ponerlo en duda
 
¿acaso yo no estoy sin árboles
que según dicen
ya no están?

¡Te comiste el membrillo! Deléitate con la lengua y la cultura turcas

En Turquía, un buen postre se acompaña con “una cinturita esbelta” . ¿Quieres saber más? Te presento un menú culinario-cultural de descubrimiento.




Aperitivo: un recorrido culinario

Como en muchos otros países, en Turquía la comida es uno de los elementos más importantes del ambiente sociocultural. Debido a la heterogeneidad climática y geográfica del país, la diversidad culinaria se extiende desde el Mar Negro al Mar de Mármara y al Mediterráneo, desde el centro hasta el sudeste y el este de Anatolia. Y claro, no podemos olvidar la influencia de los muchos estados vecinos.
Cada lugar tiene sus propias especialidades, ¡sí, no solo una… sino varias! Y esto sin contar las innumerables versiones del Köfte. Así, por ejemplo, si quieres comer los mejores mantı (pequeñas empanadillas rellenas) tienes que ir a Kayseri y, para probar los mejores albaricoques, a Malatya, la ciudad natal de mis padres. En Bursa tienes que probar las castañas en almíbar y en Şanlıurfa no deberías perderte el Urfa-Kebap. Al pasar por Kahramanmaraş puedes pedir el famoso “helado batido” (dövme dondurma) para llevar, para que, incluso después de un viaje de 72 horas, lo compartas con tu familia.

Plato principal: el idioma pasa por el estómago

Sí, a los turcos les gusta comer. Por lo tanto, es normal que la comida haya encontrado su camino en la lengua. Así, no es de extrañarse que cuando estás en problemas, digas “me comí el membrillo” (ayvayı yemek), pero si te has enojado mucho con alguien, dirías “comérselo crudo” (çiğ çiğ yemek) y, tal vez la mejor parte, si estás en un buen momento de tu vida, que “te comas la crema” (kaymağını yemek).
Si alguien se queja de la comida, entonces se le recomienda probar la raíz del veneno (zıkkımın kökünü yemek) y quien aprende de sus errores “sopla el yogur antes de comérselo” porque ya se ha quemado la boca con la leche caliente (Sütten ağzı yanan yoğurdu üfleyerek yer). Hablando de yogur, ¿sabías que es imprescindible en la comida turca? No se suele comer de la manera “occidental”, abunda y casi todas las familias tienen una receta para hacerlo y convertirlo en bebidas (ayran) o ponérselo a las sopas. Por lo tanto, no es de extrañar que el origen de la palabra yogur (yoğurt) sea turco y se haya extendido a muchos idiomas al rededor del mundo.
En Turquía, la comida siempre se comparte y el “adulterio alimenticio” es un absoluto tabú. Así que ya sabes, ¡nunca mires con ojos codiciosos la comida de los demás! Por ejemplo, el proverbio turco Biri yer biri bakar, kıyamet ondan kopar dice que si uno mira mientras el otro come, se acerca el fin del mundo. Los turcos son conocidos por su hospitalidad y por ser desinteresados. Es tan intenso, que normalmente la mejor comida se guarda para los invitados y los anfitriones se conforman con lo que queda. En turco, el ojo también come hasta quedar satisfecho özü doymak… por eso es que en Turquía se cocina en grande, cada vez más y más y más, ¡ya que tener poca comida sería una desgracia!

Postre: almíbar y “una cinturita delgada”

Si quedas con hambre, puedes pedir un postre de esos que nadan en jarabe de miel como el baklava. Su nombre proviene de la palabra en turco antiguo baklağu/baklağı (“envuelto”). Este dulce pastelito se acompaña, casi siempre, de un vaso de cintura estrecha (ince bel) con té turco y es tan popular en toda la región, que hay varias nacionalidades que dicen haber inventado esta especialidad. Independientemente de su lugar de origen, como dice el proverbio turco, Tatlı yiyelim tatlı konuşalım, uno debe comer dulce para hablar con dulzura . ¡La vida es demasiado dulce como para amargársela!
Finalmente, solo te puedo decir que te dejes endulzar la vida: Afiyet bal şeker olsun!



https://es.babbel.com/es/magazine/lengua-y-cultura-turca

miércoles, 24 de junio de 2020

Oda a unas flores amarillas, Pablo Neruda

Contra el azul moviendo sus azules,
el mar, y contra el cielo,
unas flores amarillas.

Octubre llega.

Y aunque sea
tan importante el mar desarrollando
su mito, su mision, su levadura,
estalla
sobre la arena el oro
de una sola
planta amarilla
y se amarran
tus ojos
a la tierra,
huyen del magno mar y sus latidos.

Polvo somos, seremos.
Ni aire, ni fuego, ni agua
sino tierra,
solo tierra
seremos
y tal vez
unas flores amarillas.

de Oda al camino

Pablo Neruda

"La palabra del deseo" ALEJANDRA PIZARNIK

Esta espectral textura de la oscuridad, esta melodía en los huesos, este soplo de silencios diversos, este ir abajo por abajo, esta galería oscura, oscura, este hundirse sin hundirse.

¿Qué estoy diciendo? Está oscuro y quiero entrar. No sé qué más decir. (Yo no quiero decir, yo quiero entrar). El dolor en los huesos, el lenguaje roto a paladas, poco a poco reconstruir el diagrama de la irrealidad.

Posesiones no tengo (esto es seguro; al fin algo seguro). Luego una melodía. Es una melodía plañidera, una luz lila, una inminencia sin destinatario. Veo la melodía. Presencia de una luz anaranjada. Sin tu mirada no voy a saber vivir, también esto es seguro. Te suscito, te resucito. Y me dijo que saliera al viento y fuera de casa en casa preguntando si estaba.

Paso desnuda con un cirio en la mano, castillo frío, jardín de las delicias. La soledad no es estar parada en el muelle, a la madrugada, mirando el agua con avidez. La soledad es no poder decirla por no poder circundarla por no poder darle un rostro por no poder hacerla sinónimo de un paisaje. La soledad sería esta melodía rota de mis frases.


de El infierno musical