jueves, 13 de diciembre de 2018

Aproximaciones, Alejandra Pizarnik

En un lugar de temblores
manos oscilan enamoradas
en la dulzura de mi rostro
sobre tu oscuridad ardiente.
abrazando a tu sombra en un sueño
mis huesos se arqueaban como flores

*

los bordes de silencio de las cosas
lo callado que recorre la presencia de las cosas

*

estos ojos
sólo se abren
para evaluar la ausencia

*

quién me perdió
en el silencio fantasma de las palabras

*

pasos en la niebla
del jardín de lilas
el corazón regresa
a su luz negra

*

quisieras vivir siempre
como algo olvidado en la mano de un muerto

*

¿Por qué escribo?
Por qué sollozo en madrugada
Por qué de pronto este sabor a canto de cisne
Esta espuma verde acumulada en la garganta

Mi corazón es absurdo como un máscara en la lluvia
El espanto lo asemeja al mar
Mi cuerpo es una invasión de tambores en el silencio de la noche

Por qué estas noches como un oasis para brujas
Por qué esta conjuración de ausencias
Este secuestro de la hija del viento

Me rodea en la noche una logia exterminadora
te llamo y no vienes
Te amo y no vienes

Por qué viniste como el relámpago
y me dejaste sola en lo devastado

Si escucharas mi rumor a celda minúscula
poblada de agonizantes
mi jadeo de asfixiada

Si de pronto me vieras en la orilla del despertar,
cantante enmudecida en la cima de su asombro
Si me vieras atada a tu rostro

*

Canciones ambiguas
de algún país arrasado por las lluvias
Canciones de campaneros
memorias de la noche que algún hombre amó

*

un pueblo de la luz arderá en la sombra

*

Si un mar por una lira
ángeles furiosos ahogó en el viento

*

noche amada nunca como ahora
en que la pierdo
en lo incierto del día
que rompe lo que me une a mi vida

*

todos comprenden lo que nadie
nadie comprende lo que todos

*

no lejos del alba nace el día
visión de las últimas flores
la luz gira en mi rostro que esperaba
las nupcias de los cuatro elementos

*

siempre habrá el miedo de otras voces
el miedo de otras voces

*

es tarde para reconocer el sol
el sol está y mis ojos cantan
el sol está su primavera es negra
el sol está y es tarde

*

éste es mi invierno elegido
éste es mi deber ante la niebla y lo confuso

*

querer quedarse queriendo irse

*

El amor dibuja en mis ojos el cuerpo anhelado
como un lanzador de cuchillos
tatuando en la pared con temor y destreza
la desnudez inmóvil de la que ama.

Así, en lo oscuro, fragmentos de los que amé,
lúbricos rostros adolescentes,
entre ellos soy otro fantasma.

A veces, en la noche,
me dijeron que mi corazón no existe.
pero escucho canciones ambiguas
de un país arrasado por las lluvias.

*

Lo que no te dieron.
Lo que no te dan.
Noviciado atroz.

*

Así iba yo devorando tinieblas
una flor en mi mano de sonámbula
una sonrisa ajena pegada a mis labios
mi cuerpo desnudo como una palabra
mis deseos abrazados a su imagen

*

si solamente hicieran una hoguera en mis labios
para quemar las sílabas que no se unen

*

el gran pájaro de cuerpo de paja teclea el invisible piano del viento

*

La luz amontonándose inservible a espaldas del sol. Niebla en el pozo. Hacer dibujos en un viejo muro rosado.

*

Pájaros polvorientos
con sangre vieja en las alas
flores de metal olvidadas
telarañas enamoradas del espacio
en donde vive el tiempo que pasa

*

se han ocultado
entre los sonidos de la noche

*

El jardín triangular
que oprimo en mi mano
chorrea flores de agua
Abejas de perfume azul
fosforecen como ojos enemigos
incrustados en mis huesos

*

soledad cerrada y dichosa
promesas de súbito cumplidas
como campanas en un amanecer helado

*

detrás de las formas sin consuelo
el día se abre como un canto doloroso
un alarido mágico formulador en el viento

*

Apenas remitida del cielo y cerrada
en donde yo era sin color y sin forma
sólo una contemplada.
Apenas devuelta de crepúsculos
de playa sola, de corazón silenciosa.

*

Yo creo en los espejos

*

La noche canta amordazada
Corazones incendiados
en la memoria de mi boca
me penetran vasos vacíos.

*

En la cavidad iluminada
en que este instante es perla pródiga
escucho el ronco abrirse de mi memoria
como una puerta al viento.

*

Si morir es memoria cerrada.

*

Yo trabajo el silencio
lo hago llama

*

I

Yo no canto, no celebro,
no bailo desnuda y ebria
sobre mi ataúd.
Pero yo le ruego al poema,
yo le pido la luna al poema.

II

He desatado el corazón de la lluvia
Antiguas baladas
alimentaron mi silencio.

III

El amor es este viaje inútil, pero muy suave,
al otro lado del espejo.

Tantas criaturas en mi sed y en mi vaso vacío.

IV

La niña que fui
ahora en mi memoria
entre mis muertos.

De lágrimas se nutrirá mil años.
De destierro el sonido de su voz

*

yo vi ese rostro partir la mañana
en dos noches iguales.
Mi cuerpo se pobló de muertos
y mi lengua de palabras crispadas,
ruinas de un canto olvidado.

*

COMO YO LA QUERÍA
Morir como muere un animal pequeño
en los cuentos para niños.

Eso tan terrible.
Lleno de hermosura. 

*

Las cosas amarilleaban frente a mis ojos
recién venidos de un sueño de otoño.

*

Si la noche no es azul,
si el verano es una lenta plaga.

*

habla al gran espacio vacío
en donde corre una niña
que ya no reconoces

sólo deseo no tener nada con nada

*

Has dicho tantas palabras
que ya no te atreves a oírte llamar.

*

En mis huesos la noche tatuada.
La noche y la nada.

*

Escribes poemas
porque necesitas
un lugar
en donde sea lo que no es

*

El aire se eternizaba
en caras plateadas o coléricas

Se puede morir de presencias

*

Hay un rostro salvajemente asomado al día
que se abre en dos noches iguales.

¿Quién cantará al amor?
No yo.
Yo amo.

*

y finalmente

un himno sin desdicha
un sueño como una estrella

*

ebria del silencio
de los jardines abandonados
mi memoria se abre y se cierra
como una puerta al viento

*

Perdida en el silencio
de las palabras fantasmas.
Si vivir es memoria cerrada
quién me pierde
en el silencio fantasma
de las palabras

*

Zona de la visión perpetua.
Yo la atravesé en un misterioso gemido.

*

Yo he dado el reino de mi edad a la noche de los cuerpos
para saber si hay una luz detrás de la puerta cerrada.

*

En un lugar de temblores
manos oscilan enamoradas
en la dulzura de mi rostro
sobre tu oscuridad ardiente.


Como una idiota cruzando la calle
tengo miedo, me río, me saludo en el espejo
con una sábana hedionda,
me corto de raíz,
me escupo, me execro.
Como una santa acosada
por voces angélicas
me hundo en la canción de las plagas
y me vengo, me renuncio,
me silencio, me recuerdo.


Sumisa a la niña muda
que habla en mi nombre,
me cierro, me defiendo,
cuando las cosas,
como hordas de huecos,
vienen a mi terror.


Dónde dejar mis ojos,
cuándo augurarles una estación amable.
Quiero decir:
lo que muero cada noche,
mis huesos torcidos por abrazar una sombra.


es verdad que en lo oscuro
hay esta confusión de ojos y hojas
campanas dormidas y fuegos miedosos


boca enlutada
enumerando mis muertes

boca sin lengua
plegaria a nadie

se suceden en mi persona
generaciones
de pasajeras sin destino
oscilan extrañas

llórame por estar aquí
llórame y átame a las rosas
al manantial que cesó
augúrame luces asustadas

plática de los exterminadores
que vienen a mi rostro
preparado para vivir


Zona de la tensión perpetua.
Yo la atravesé con mi voz.
La atravesé en un misterioso gemido
para sólo llegar a una tensión perpetua
desconocedora del sol y sus milagros.


Una luz, una lámpara,
la lejanía de la noche.
La lejanía de la lejanía
nace de mí, nace con música.

Vivir libre.

En los confines
las arenas,
la soledad,
la divina quietud del sexo.

Libertad de ser sólo ceniza.

Muero en la música de los sexos.


lejos de lo nacido
de lo que vibra con soles
y lleva espanto en su ritmo

en el amanecer venido de mis ojos
pájaros parados en el aire son a mis ojos
lo que las flores en la mano de un muerto
voz dorada en el aire
caída de un árbol abierto
y no es verdad que pediré socorro


Que alejen el agua y el vino
que mi llegada sea la señal exacta
de su alejamiento
que mi boca sedienta
sea la bandera, el signo,
la rama venenosa,
la orden ardiente,
la hora, en fin,
de detener el diluvio,
de esconder las fuentes,
de hacer carbón del agua,
cenizas del vino.

Que alejen los frutos mágicos
que los labios ebrios
sólo encuentran lo candente,
que seas de azufre,
y tu cuerpo sea de llamas
sobre un cuerpo de agua.


como la bella en el bosque despierta
para siempre sin príncipe que esperar
y la sonrisa muda se borró hace mucho

a dónde vas bajo el cielo gris oculto
por pequeñas ventanas con ojos sucios
donde detrás no hay nada
nadie hay detrás y están todos muertos

la voz decía sobre el despertar
y sobre la muerte
y la voz decía y los ojos decían
y todo estaba condenado
pero la voz no se cansaba

ciudad de nada en nadie
el cuerpo se hace
la voz se rehace


Perdida en el silencio
de las piedras fantasmas.
¿Quién es el heredero del viento,
quién me llena la boca de días,
quién hace que yo viva?

¿Quién prueba una verdad
en mi dolor sin fondo?

¿Quién me ha exilado con los que cantan?
¿Quién me perdió en el silencio
de las palabras fantasmas?


de súbito
no he nacido
no he muerto

el centro de la sombra
es la sombra en mi espera


temo dejar de ser
la que nunca fui

beber en el silencio
adentro del silencio


cultivo el jardín del furor

mi roja sed humeante señala el día


en el pequeño frenesí de toda bujía
anclada en tus ojos
que el viento que el mar que la noche


y sin ira
y sin hora
sin ahora
sin orar
sin arar en la memoria
sin errar en el pasaje de la noche al amor
y del amor a su espera

y nos iremos en un corazón abandonado
y nos iremos en el espacio abierto de tu mirada

y nos iremos en un corazón que espera
amarrado al borde de un precipicio
no dibujar el itinerario
no usar la pluma
sino cuando hablen de pájaros
nada prever
para que nada no venga
y nos iremos como se va la oscuridad
en la madrugada de las plegarias infantiles

felicidad de nuestros ojos
ávido de peligros naturales
será como quien silba junto a un lago
silba el hecho de silbar
o canta el hecho de cantar
(una embarcación de papel atraviesa mi garganta
adentro bogan dos niños mendigos
andrajos audaces para despistar al viento
a la brújula al designio de la noche)

Alejandra Pizarnik

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