miércoles, 8 de febrero de 2017

El Telar del Sol - Armando Tejada Gómez




Urdimbre de los siglos,
unas terrosas manos tejen
hilo por hilo
la vida permanente,
las guardas, los colores
de totales crepúsculos
y el milagro rocío
del día adolescente.
Hace quinientos años
el asombro fue mutuo:
¡Dí con el paraíso!,
escribió el Almirante
en su nao de niebla.
No supo, ni en la muerte,
que chocó con Andinia.
El oro encegueció
la búsqueda de Especias
y comenzó la muerte
su lóbrega tarea,
la conquista, el incendio
de las depredaciones,
pero el telar urdía
la vida que no cesa.
De Las Casas clamó
junto al padre Victoria.
Umbrosos capitanes
clavaron la Encomienda.
Desde la España clara
llegó la España negra.
El telar, tinto en sangre,
siguió con su tarea.

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