miércoles, 2 de noviembre de 2016

Plena conciencia – Tocar la vida profundamente en cada momento

“Con consciencia plena, podemos preservar nuestra alegría interior… Podemos crear un fundamento de amor, paz y libertad dentro de nosotros mismos.”
La consciencia plena [Mindfulness] es la energía de estar consciente y despierto en el presente. Es la práctica continua de tocar la vida profundamente en cada momento. La práctica de la consciencia plena no requiere que vayamos a ningún lugar diferente. Podemos practicar la consciencia plena en nuestra habitación o en nuestro desplazamiento de un lugar a otro. Podemos seguir haciendo las mismas cosas que hacemos siempre, andar, sentarse, trabajar, comer, hablar, con la diferencia de que las hacemos siendo conscientes de lo que estamos haciendo.
Imagina que estás de pie con un grupo de personas, contemplando un hermoso amanecer. Pero mientras que otros se están empapando la vista, tú luchas. Estás inquieto con tus proyectos y preocupaciones. Piensas sobre el pasado y el futuro. No estás presente para apreciar la expe­riencia. De modo que en vez de disfrutar del amanecer, dejas que la riqueza del momento pase inadvertida.
Supón, sin embargo, que lo miras desde otra perspectiva. ¿Qué pasa si cuando tu mente co­mienza a divagar, diriges tu atención a tu inspirar y espirar? Conforme vas practicando esta respiración profundamente, vas regresando al presente. Tu cuerpo y tu mente se juntan comple­tamente como una unidad, permitiéndote estar totalmente disponible para presenciar, contemplar y disfrutar del escenario. Regresando al ‘hogar’ de tu respiración, recuperas esa maravilla del amanecer.
A menudo estamos tan ocupados que nos olvidamos de lo que estamos haciendo o de quienes somos. Conozco muchas personas que dicen olvidarse incluso de respirar. Nos olvidamos de mirar a las personas que amamos hasta que se han ido. Incluso cuando tenemos algún tiempo libre, no sabemos cómo entrar en contacto con lo que está ocurriendo dentro de nosotros. Así que encendemos la televisión o cogemos el teléfono como si de este modo pudiéramos escapar de nosotros mismos.
La consciencia de la respiración es la esencia de la consciencia plena. Según el Buda, la cons­ciencia plena es la fuente de la alegría y la felicidad. La semilla de la consciencia plena está en cada uno de nosotros, pero generalmente olvidamos regarla. Si sabemos cómo tomar refugio en nuestra respiración, en nuestros pasos, podremos tocar nuestras semillas de paz y alegría y dejaremos que se manifiesten para nuestro regocijo. En vez de tomar refugio en el concepto abstracto de Dios, Buda, o Alá, nos daremos cuenta de que Dios puede ser tocado en nuestra respiración y nuestros pasos.
Esto suena fácil, y cualquiera puede hacerlo, pero se necesita práctica. La práctica de parar es crucial. ¿Cómo nos paramos? Nos paramos por medio de la inspiración, la espiración y nuestros pasos. Esta es la razón de que nuestra práctica básica sea la respiración consciente y el caminar consciente. Si dominas estas prácticas, podrás practicar el comer consciente, beber consciente, cocinar consciente, conducir consciente, etc, y estarás siempre en el aquí y ahora.
La práctica de la plena consciencia (smrti en sánscrito) lleva a la concentración (samadhi) que a su vez conduce a la sabiduría [insight] (prajña). El discernimiento que obtenemos de la medi­tación en consciencia plena puede liberarnos del miedo, la ansiedad, y la ira, permitiéndonos ser verdaderamente felices. Podemos practicar la consciencia plena utilizando algo tan simple como una flor. Cuando sostengo una flor en mi mano, soy consciente de ella. Mi inspiración y espiración me ayudan a mantener mi consciencia. En vez de quedarme abrumado por otros pen­samientos, sostengo mi disfrute por la belleza de la flor. La concentración misma se convierte en una fuente de alegría.
Si queremos disfrutar plenamente de los dones de la vida, debemos practicar la consciencia plena en cada momento. Ya estemos cepillándonos los dientes, preparando el desayuno, o con­duciendo hacia el trabajo. Cada paso y cada respiración puede ser una oportunidad para la alegría y la felicidad. La vida está llena de sufrimiento. Si no tenemos suficiente felicidad de reserva, no tendremos medios para cuidar de nuestra desesperanza. Disfruta tu práctica con una actitud relajada y suave, con una mente abierta y un corazón receptivo. Practica la comprensión y no por guardar las apariencias. Con consciencia plena, podemos preservar nuestra alegría interior, y así manejar mejor los retos de nuestras vidas. Podemos crear un fundamento de amor, paz y libertad dentro de nosotros mismos.

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