domingo, 20 de noviembre de 2016

Enseñanzas esenciales de Sri Ramana Maharshi.

¿Quién soy yo?

Todos los seres vivos desean ser felices y no estar apesadumbrados por la tristeza; y todos ellos tienen el amor más grande hacia su propio sí mismo, que es debido solamente al hecho de que la felicidad es su verdadera naturaleza. Por lo tanto, para obtener esa felicidad inherente y pura, que de hecho se experimenta diariamente cuandola mente se sumerge en el sueño profundo, es esencial conocer el propio sí mismo de uno. Para obtener dicho conocimiento, la indagación “¿quién soy yo?” en la búsqueda del Ser es el mejor medio.

“¿Quién soy yo?” Yo soy la pura Consciencia. Esta Consciencia es por naturaleza Existencia-Consciencia-Felicidad (Sat-Chit-Ananda).

Si la mente, que es el instrumento de conocimiento y el fundamento de todas las actividades, se sumerge, la percepción del mundo como una realidad objetiva cesa. A menos que la percepción ilusoria de la serpiente en la cuerda cese, la cuerda en donde se forma la ilusión no será percibida como tal. (Esta analogía está basada en una historia tradicional acerca de un hombre que ve una cuerda al anochecer y confundiéndola con una serpiente se asusta sin ningún motivo). Similarmente, a menos que la naturaleza ilusoria de la percepción del mundo como una realidad objetiva cese, la visión de la verdadera naturaleza del Sí mismo, en donde la ilusión se ha formado, no será obtenida.

La mente es un poder extraordinario que reside en el Sí mismo. Es la causa de que todos los pensamientos surjan. Aparte de los pensamientos, no hay ninguna cosa tal como la mente. Por lo tanto, solo el pensamiento es la naturaleza de la mente. Aparte de los pensamientos, no hay ninguna entidad separada llamada el mundo. En el sueño profundo no hay pensamientos, y no hay ningún mundo. En los estados de vigilia y de sueño con sueños, hay pensamientos, y hay también un mundo.

De la misma manera que la araña emite un hilo (de la tela de araña) de sí misma y de nuevo lo retrae dentro de sí misma, así también la mente crea el mundo dentro de ella misma y de nuevo lo disuelve dentro de sí misma. Cuando la mente abandona el Sí mismo, el mundo aparece. Por lo tanto, cuando el mundo aparece, el Sí mismo no aparece; y cuando el Sí mismo aparece (brilla) el mundo no aparece.

Cuando uno indaga persistentemente en la naturaleza de la mente, la mente se sumergirá dejando al Sí mismo (como residuo). La mente depende siempre de algo grosero (el cuerpo físico) para su existencia; no puede existir independientemente. Es la mente aquello a lo que llamamos el cuerpo sutil o el alma.

Eso que surge como “yo” en el cuerpo no es otra cosa sino la mente. Si uno indaga en que parte del cuerpo surge por primera vez el pensamiento “yo”, descubrirá que surge en el Corazón. Este es el lugar de origen de la mente. Incluso si uno piensa constantemente “yo”, “yo”, uno será conducido a ese lugar. De todos los pensamientos que surgen en la mente, el pensamiento “yo” es el primero. Es solamente después de la aparición del “pensamiento yo” que todos los demás pensamientos aparecen.

El pensamiento ¿quién soy yo? destruirá todos los demás pensamientos, y al igual que el palo usado para remover la pira funeraria, el mismo será destruido al final. Entonces, habrá Auto-realización. Si surgen otros pensamientos, uno no debe seguirlos sino que debe indagar diligentemente: “¿A quién surgen?” No importa la cantidad de pensamientos que surjan. Cada vez que aparece un pensamiento, uno debe indagar vigilantemente, “¿a quién ha surgido ese pensamiento?”. La respuesta que brotaría sería “a mí”. Por lo tanto, si uno indaga ¿quién soy yo?” la mente retrocederá hasta su fuente; y el pensamiento que surgió se sumergirá.

Al practicar repetidamente de esta manera, la mente desarrollará el poder de permanecer en su fuente. Cuando la mente sutil sale a través del cerebro y los órganos de los sentidos, los nombres y las formas groseras aparecen; cuando permanece en el Corazón, los nombres y las formas desaparecen. Al estado de retener la mente en el Corazón sin permitirle salir hacia fuera se le llama “introversión”. El estado de dejar a la mente salir del Corazón es conocido como “extroversión”. Así, cuando la mente permanece firmemente establecida en el Corazón, el “yo” que es la raíz de todos los pensamientos desaparecerá, y brillará el Sí mismo siempre existente.

Aparte de la indagación, no hay ningún otro medio adecuado para hacer que la mente se sumerja permanentemente. Si es controlada a través de otros medios, parecerá estar controlada, pero emergerá de nuevo. A través de la regulación de la respiración, la mente permanecerá en calma; pero permanecerá calmada siempre y cuando la respiración permanezca controlada. Cuando la respiración deje de estar controlada, la mente devendrá activa y comenzará a divagar.

Al igual que la práctica del control de la respiración, la meditación en las formas de Dios, la repetición de mantras, y la restricción en la dieta, son solo ayudas temporales para aquietar la mente. A través de la práctica de la meditación en las formas de Dios y a través de la repetición de mantras, se consigue que la mente vaya en una sola dirección. Para una mente enfocada de esta manera, la práctica de la auto-indagación deviene sencilla. Mediante la observación de la restricción en la dieta, la calidad de la mente mejora, la cual es de gran ayuda en la auto-indagación.

Independientemente de lo pecadora que una persona puede ser, si celosamente continua la meditación en el Sí mismo, ¿cómo podría reformarse definitivamente de otra manera?

No se debe permitir a la mente vagar hacia los objetos mundanos ni a lo que concierne a los demás.

A pesar de lo mala que puede ser la gente, uno no debe tener ningún odio hacia ellos.

Todo lo que uno da a los demás se lo está dando a sí mismo. Si esta verdad es comprendida, ¿quién no dará a los demás?

Cuando el ego surge todo surge; cuando el ego se calma todo se queda en calma.

En la medida en que nos comportemos con humildad, en esa medida se establecerá el bien.

Si la mente deviene aquietada, uno puede vivir en cualquier parte.

Lo que existe en realidad es solo el Sí mismo. El mundo, el alma individual, y Dios son apariencias en él, como la plata en la madreperla. Estos tres aparecen al mismo tiempo, y desaparecen al mismo tiempo. El Sí mismo es eso en donde no existe ningún pensamiento “yo”. Eso es llamado “Silencio”. El Sí mismo es él mismo el mundo; el Sí mismo mismamente es “yo”; el Sí mismo es Dios; todo es Shiva, el Sí mismo.

El que se entrega al Sí mismo que es Dios, es el devoto más excelente. Entregarse a Dios significa recordar constantemente el Sí mismo. Cualquiera que sea la carga que coloquemos en Dios, Él la llevará. Dado que el poder supremo de Dios hace que todas las cosas se muevan, ¿porqué debemos, sin habernos entregado a él, preocuparnos constantemente con pensamientos acerca de lo que se debe hacer y cómo, y lo que no se debe hacer y porqué? Sabiendo que el tren lleva toda la carga, ¿por qué debemos nosotros, que viajamos en él, sufrir llevando nuestra pequeña carga sobre la cabeza, en lugar de dejarla en el tren y sentirnos aliviados?

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