jueves, 13 de agosto de 2015

Natalia Lewitan


"Cierto día, se animó a subir. Y subió tan alto que dejó todos sus miedos detrás. Se adentró en su cielo para descubrir qué hay detrás de los velos que a simple vista no se ven, encontró su templo, escuchó aullar a sus lobos hambrientos y les dio de comer. Un silencio hecho de luz se acurrucó en sus ojos, calmó su ansiedad, la cubrió de paz. De cara al sol sintió su calor, la calma la alcanzó, ya nunca fue la misma. Descubrió el sentido, se amó. Ella allí y yo aquí, subiendo también..."
Natalia Lewitan

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